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Carmen Posadas

14 de mayo de 2023 by n7web

Carmen Posadas Mañé, nacida en Montevideo (Uruguay). Es escritora, ganadora del premio Planeta en el año 1998 con su novela «Pequeñas infamias».

En 1984, su libro “El señor Viento Norte”, ganó el Premio Nacional de Literatura.

En 2011 gana el Premio Camilo José Cela de periodismo y el Premio ABC Cultural – Ámbito Cultural.

Su diversa obra, va desde novela a cuentos o ensayos, está traducida a más de treinta idiomas.

Es consejera de la Universidad Europea de Madrid donde se ha creado la Cátedra Carmen Posadas.

Dirige junto a su hermano Gervasio Posadas el taller de escritura: yoquieroescribir.com

«Escribir era mi modo de comunicarme con el mundo»

Carmen POSADAS
“Licencia para espiar”, tu último y atractivo libro, háblanos de él.

Es la historia del arte del espionaje desde los albores hasta el presente a través de las mujeres que, a lo largo de la historia, han ejercido este oficio, desde la primera mujer cuyas aventuras figuran en la Biblia hasta una espía en activo con la que me entrevisté para que me contara cómo es ser espía en el siglo XXI.

Pensaste en que se llamase “La mano izquierda”, ¿por qué ese cambio?

A la editorial no le gustó porque decían que podía confundirse con un libro sobre política. A mí, en cambio, me gustaba mucho porque pienso que las mujeres, y más aún las espías, manejan muy bien la mano izquierda.

“Laleyendadelaperegrina”,quémaravilladeaventura, cuéntanos un poquito de esta novela.

Es la historia de una de las joyas más míticas que han existido, la Perla Peregrina. Desde el siglo XVI hasta la actualidad ha pasado por manos de reyes, reinas, asesinos, ladrones, oportunistas, etc., hasta que acaba en el escote de Elizabeth Taylor. La novela habla de todos ellos.

¿Qué nos puedes contar del taller que diriges con tu hermano Gervasio, “yoquieroescribir. com”?

Estoy muy orgullosa de él. Me da mucha alegría saber que, desde hace 10 años, hemos ayudado a más de 5.000 personas a cumplir el sueño de convertirse en escritores. Muchos de ellos tienen ya obra publicada, han ganado premios, etc.

¿Cómo trabajas tus artículos semanales?

La mayor dificultad es que no pueden estar demasiado pegados a la actualidad porque el XL Semanal tarda dos semanas en publicarlos. Aun así, procuro tocar temas que interesen a todo el mundo.

¿Cómo comienza tu pasión por la escritura?

Por un trauma infantil: yo era una niña extra tímida y escribir era mi modo de comunicarme con el mundo.

¿Ganar el premio Planeta cambia la vida?

Sí. Yo antes estaba traducida a 4 o 5 idiomas, ahora estoy traducida a 30 idiomas. Eso se lo debo en gran parte al Planeta.

Aparte, has ganado varios premios, ¿hay alguno especial que quieras destacar?

Guardo especial recuerdo del Premio Rey Felipe de Periodismo que otorga la Agencia EFE. También el Premio Brazier, que nos dieron en Francia a Gervasio y a mí por “Hoy caviar, mañana sardinas”

¿Qué te inspira para seguir escribiendo?

Es lo mejor que hago. Para el resto de las disciplinas de la vida, soy un desastre.

¿Qué metodología sigues a la hora de escribir?

Sigo el consejo de Edison, el inventor: “El talento es un 5% de inspiración y un 95% de transpiración”.

Eres de escribir en tu estudio o prefieres buscar rincones idílicos.

¡Uf! Hace años que escribo donde puedo: en hoteles, trenes, lugares idílicos y otros francamente horribles.

Un rincón para perderse.

Punta del Este en Uruguay.

Ser adaptada al cine es un sueño o una pesadilla.

Es una gran alegría siempre que uno esté dispuesto a aceptar que el resultado se parezca a lo que uno escribió como un huevo a una castaña.

Si pudieses irte a vivir a otra época, ¿cuál sería?

En las colonias americanas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Cuando veo fotos de antepasados en Uruguay y Argentina me da mucha envidia.

Una escritora y un escritor de cabecera.

Son muchos, pero digamos que Proust.

En un hipotético fin del mundo te mandan conservar una sola obra de arte para que no sea destruida, ¿cuál sería?

Salvaría la Capilla Sixtina.

La política es…

Agotadoooora.

La religión es…

A veces un refugio, a veces una piedra al cuello.

La muerte es…

La única certeza que tenemos.

El amor es…

Lo que hace soportable a todo lo demás.

María Callas…

Una diosa.

Sol de invierno o lluvia de verano.

Tanto una como otra son una bendición, siempre me han gustado los contrastes.

Un sueño por cumplir…

Soy muy poco original en esto: la felicidad de la gente que quiero.

Si tuvieses que poner banda sonora a tu vida, ¿cuál sería?

Un poco de tango, un poco de salsa, el coro de los esclavos de Nabucco y un poco de flamenco.

Unas palabras para los lectores de nuestra revista.

Me encanta la gente con sentido del humor y, obviamente por el título de vuestra publicación, todos vuestros lectores lo tienen.

Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«

Destacado
Baltasar Garzón
Entrevista
Editorial Inlimbo
Entrevista
Mario Flores
Entrevista
Cristina Cruz
Entrevista
Mario de la Rosa

Bruno Galindo

30 de abril de 2023 by n7web

Bruno Galindo nació en Buenos Aires (Argentina). Es poeta, escritor, periodista cultural y crítico musical.

Ha sido colaborador de las revistas: “Rolling Stones”, “Esquire” o “Rockdeluxe”.
Ha trabajado también como reportero en lugares en conflicto escribiendo artículos desde Irak, Palestina, Sáhara Occidental y Corea del Norte.

Participó con el escritor José María Ponce y con los cantantes y compositores Carlos Ann y Enrique Bunbury en un libro- disco con dos CDs que reúne 30 poemas musicados, ilustraciones y fotografías del poeta Leopoldo María Panero

En 2012 publicó su primera novela “El público”. Y en 2021 publicó “Toma de tierra”. En 2022 publicó “Equilátera”.

«La vida es toda poesía, lo que no excluye su fatalidad.»

BRUNO GALINDO
¿Qué nos puedes contar de “Equilátera”?

Es un poema visual: un triángulo equilátero sobre el mapa de África. Es un psicoviaje trazado en torno a ese triángulo, con parada en los tres vértices, que distan casi siete mil kilómetros entre sí. Es un libro formado por tres poemarios, cada uno de ellos escrito en esos vértices.

“El público” fue tu primera novela, háblanos de ella y de tus sentimientos hacia el mundo de la ficción.

Habla de un periodista frustrado en un mundo frustrante. Narra un “nosotros” que finalmente se correspondió con la voz popular del 15M y las plazas revueltas. (A favor de la novela, importa decir que se escribió años antes de aquello). La ficción es el punto de fricción entre nuestros anhelos, desvelos e intuiciones, y la realidad.

También tienes un ensayo sobre uno de los mejores discos de la música española, “Omega”, de Enrique Morente. ¿Cómo fue acercarte a esta genialidad de la música?

“Fue un encargo que tuve la suerte, y en cierto modo también la desventura, de escribir junto a Enrique Morente en lo que inesperadamente fueron sus últimos días. El libro fue un accidente y un trauma. Pese a todo, me llevo bien con él.

¿Por qué y para qué hacer poesía?

En mi caso la poesía es un estado de gracia.

Por supuesto esto no habla de la calidad de mi poesía, sino de una capacidad temporal de producir textos literarios en un determinado registro. Para mí la poesía es una conexión directa con la intuición; ahí está, al menos, el para qué.

¿Qué proceso interiorizas para escribir poesía?

Necesito cierta emoción o conmoción. También puedo tirar de técnica, como los poetas profesionales.

El escritor Vila-Matas se refiere a ti: “es extraño que no haya sido mucho más leído y más reconocido entre nosotros, porque es simplemente uno de los grandes”. ¿A qué crees que se debe el reconocimiento de unos y el no reconocimiento de otros?

En lo que a mí respecta, a mi talento errático y limitado.

“La biblioteca de Julio”.

Es un trabajo de investigación sobre la biblioteca personal del escritor Julio Cortázar, depositada en la madrileña Fundación Juan March en 1992. Cojo un libro, lo estudio y trato de llegar hasta el final sobre por qué estuvo entre los libros favoritos del gran Cortázar, y si le influyó en modo alguno. Las dos temporadas grabadas hasta la fecha pueden escucharse en march.es y en las plataformas más recurrentes.

¿Algún proyecto inmediato?

Una novela nueva que espero se publique sin demora.

¿Cuánto de poesía hay en la vida?

La vida es toda poesía, lo que no excluye su fatalidad.

Una poeta y un poeta que te gusten especialmente.

El valenciano Héctor Arnau y la madrileña Mercedes Cebrián.

En un hipotético fin del mundo te mandan salvar solo una obra de arte. ¿Cuál sería?

Alguna de Congo, el famoso chimpancé pintor.

¿Ha hecho el mundo crack?

No, hemos hecho crack los humanos que lo habitan.

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

Tampoco es eso.

¿La naturaleza es violenta, o simplemente se defiende de nosotros?

La naturaleza es imparcial y tiene todo el tiempo del mundo; le damos bastante igual.

Alguien a quien admires.

A cualquiera que se atreva hoy a vivir su propia vida, al margen de los imperativos sociales, culturales, tecnológicos y médicos.

La política es…

El arte de la convivencia colectiva.

La religión es…

La única lógica ajena a la economía que nos queda. (Hablo de las virtudes religiosas, no de la mayoría de sus representantes, claro está).

El amor es…

El gran ausente en todo esto.

¿Alfa u Omega?

Los dos, en circular armonía.

¿Hay poesía en la muerte?

Sí que la hay.

Buenos Aires…

El aguante.

Unas palabras a nuestros lectores.

Gracias por vuestra atención

Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«

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Mar Horno

13 de abril de 2023 by n7web

Mar Horno

Mar Horno García, nace en Torredonjimeno (Jaén).

Trabaja como documentalista audiovisual en Canal Sur.

Se adentró en el mundo del microrrelato en 2011, género en el que ha destacado con multitud de premios. En 2012 publicó su primer libro de microrrelatos, “Precipicios habitados”, que quedó entre los cinco finalistas de los Premios de Narrativa “Ciudad de Alcalá” del Ayuntamiento de Alcalá de Henares (Madrid).

En febrero de 2022 publicó su segundo libro, “Náufragos del Océano Índigo”, que ha sido finalista del Premio Setenil al mejor libro de relato publicado en España en 2022.

En 2023 publicará su primera novela, un libro infantil que reúne todos los elementos fantásticos que caracterizan su escritura.

«Es la propia historia la que me sopla al oído el desenlace que quiere tener»

MAR HORNO
Ganadora de varios premios por tus relatos, ¿cuál es tu técnica para escribirlos?

Yo aprendí a escribir microrrelatos en el Taller de escritura creativa de Clara Obligado, uno de los mejores de España. Y lo que me enseñaron allí lo he ido puliendo a lo largo de 13 años.

La idea básica es que un microrrelato es un texto breve que cuenta una historia, es decir, tiene que tener un comienzo, un conflicto y un desenlace, y además suele tener un final que sorprende al lector. Si no cuenta una historia, no es un microrrelato. Cuenta algo muy pequeño pero de significado muy grande.

La idea de un microrrelato surge donde menos lo espero. Cualquier hecho de la actualidad: una imagen, una conversación, una canción… pueden ser el detonante de una historia en mi cabeza. Luego intento darle la vuelta, contarla de otra manera.

Nadie quiere leer lo mil veces contado.
Intento sorprender al lector a través del surrealismo, el realismo mágico, la fantasía, las metáforas y hasta el absurdo. Me gusta sacarlo de lo cotidiano, de su zona de confort y sorprenderlo. A mí casi nunca se me ocurre una historia cerrada. Me asalta una idea y luego la voy trabajando a lo largo de los días. Es la propia historia la que me sopla al oído el desenlace que quiere tener. Sin duda soy una escritora de brújula.

Cuéntanos qué nos podemos encontrar en “Náufragos del Océano Índigo”

Náufragos del Océano Índigo es mi último libro, y es un libro de microrrelatos.
Hay 108 relatos independientes entre sí en cuanto a temática. Allí encontraréis historias marinas, terrestres y hasta lunáticas.

Yo tengo obsesión por el mar y el libro tiene muchos relatos relacionados con naufragios, islas, piratas, sirenas, caracolas, ahogados, mensajes en botellas, etc. Estas historias dan nombre al libro “Náufragos del Océano Índigo”. Hace referencia a que “náufragos” somos todos nosotros, en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, llena de prisas, problemas y obligaciones.

Todos intentamos agarrarnos a algo que flote para sobrevivir al oleaje. Hay gente que se agarra al amor, otros al dinero, al trabajo… Yo creo que la literatura puede ser también una buena isla donde recalar. Ese “océano índigo” es una metáfora de mi propio mar de historias, de mi mundo literario. De ahí el título.

Pero también podemos sumergirnos en otras historias: de amor, de desamor, de inocencia, de desengaños, de pájaros en la cabeza, de cabezas perdidas y de perchas encontradas, de corazones en los pies, de un mono verde con dos corazones, de bellísimos niños azules, de niñeras mágicas, de lunas que son globos, de fantasmas y de sucesos del revés. La imaginación y la creatividad son el eje conductor de todas las historias del libro.

¿Y en “Precipicios habitados”?

“Precipicios habitados” fue mi primer libro, también de microrrelatos.
Lo publiqué en 2012, recién aterrizada en este género que me apasiona. Apenas llevaba un año escribiendo cuando se presentó el sueño de publicar un libro en papel. En aquella época había muy pocos libros de microrrelatos en el mercado. Nunca imaginé que una editorial pudiera publicar un libro mío solo un año después de ponerme a escribir.

En cuanto al título, a mí me parece que no hay lugar más habitado que un precipicio. La vida misma siempre se encuentra al borde. En el libro abundan las historias de corte realista y se divide en dos partes: Gente al borde, con historias protagonizadas por personajes comunes y corrientes, a punto de caer a ese precipicio: mujeres maltratadas, ancianos que sufren soledad, pobres, mendigos, niños desprotegidos, prostitutas, locos, pero también hay soñadores, inadaptados, bohemios, rebeldes. La segunda parte se llama La realidad al borde. Porque tampoco la realidad escapa al precipicio. El precipicio se convierte ahora en una frontera, en una delgada línea que traspasamos casi sin darnos cuenta para acceder a un mundo paralelo donde las mismas cosas, la misma materialidad, cogen un tinte fantástico y surrealista. Aparecen entonces las historias absurdas, sobrenaturales y de terror.

“Maremotos” es un blog que tienes en internet, ¿qué podemos encontrar en él?

No cabe duda de que los microrrelatos tienen su caldo de cultivo en Internet. Tuvieron un verdadero boom cuando surgieron las redes sociales.

Anteriormente, al ser textos tan breves, los escritores tenían muchos problemas para publicar con editoriales tradicionales. Pero con la aparición de Internet, ya no tenías que escribir cien historias para proponerle a un editor que te publicara un libro. Lo publicabas tú mismo en tu blog. A partir de 2010 empezaron a surgir muchos blogs de microrrelatistas donde publicaban sus textos y se comentaban entre ellos. Se les llamó la generación Blogger, entre los que me incluyo. Yo abrí “Maremotos” y allí se pueden encontrar casi todos mis textos, sobre todo los que han obtenido premios.

Todos intentamos agarrarnos a algo que flote para sobrevivir al oleaje

MAR HORNO

Esos blogs han pasado un poco de moda y los microrrelatistas se han trasladado a Facebook o incluso Instagram, aunque casi todos los escritores siguen manteniéndolos en funcionamiento.

Comenzaste tarde en la escritura, ¿qué te llevó a dar el paso?

Yo he sido una gran lectora toda mi vida. Creo que no he pasado un solo día de mi vida sin leer. Sin embargo, nunca sentí la necesidad de escribir. Hasta que me topé con un microrrelato en Internet. Por casualidad. Al leerlo me quedé sin palabras.

Me impresionó mucho que un texto tan corto pudiera decir más que algunas de las novelas que había leído. De la noche a la mañana, con 40 años y dos niñas aún pequeñas, decidí que yo quería escribir microrrelatos y además quería publicarlos. Me matriculé en un curso de seis meses de escritura creativa de microrrelato y me abrí mi propio blog. Empecé a escribir microrrelatos como si no hubiera un mañana, me presenté a muchos concursos literarios, gané algunos de los más importantes y me propusieron publicar mi primer libro, “Precipicios habitados”, con la editorial madrileña Talentura.

Así que aquí estoy, después de 12 años, amando y defendiendo este género, que más que una afición es para mí una pasión.

¿En qué estilo te sientes más a gusto?

No me gusta el realismo. Todos sabemos lo que es la realidad, la vivimos cada día y no necesitamos que nadie nos la cuente.
Evidentemente cuando escribo me inspiro en los hechos reales que me rodean, que me llaman la atención, pero luego intento darles la vuelta y seguir mi propio rumbo, el de la fantasía, la ficción, el absurdo, los juegos de palabras, los equívocos con el sentido literal y figurado, las metáforas. En lo que más cómoda me siento es en el surrealismo porque este da cabida a esa imaginación inusual y desbordada que he tenido desde que era pequeña. Intento mostrarle al lector otro mundo, que igual no es mejor que este porque también existe la tristeza, la muerte o el desamor, pero por lo menos es distinto.

¿Eres de las personas a las que le gustan los finales abiertos, o eres más de historias cerradas?

Me gustan los dos. Cada uno tiene su encanto y engancha de forma distinta.
Una historia con un buen final cerrado impacta mucho al lector, le sorprende y le deja una sensación de puñalada trapera difícil de olvidar. La historia queda redonda y gusta mucho a los lectores.

Un final abierto, sin embargo, impulsa al lector a releer la historia varias veces, a preguntarse si la ha entendido bien y la interpreta según su propio bagaje personal. Es muy curioso cómo distintas personas entienden un mismo relato de forma tan diferente según sus propias vivencias. Estos finales hacen pensar, lo cual, en la sociedad en la que estamos inmersos, me parece muy interesante.

De cualquier forma, nunca sé qué final va a tener un microrrelato mío, es la propia historia la que dice cómo quiere terminar.

¿Qué han supuesto para ti las redes sociales?

Gracias a las redes sociales he podido publicar mis textos y darlos a conocer.

Eso ha posibilitado que las editoriales se hayan fijado en mí y haya podido publicar mis dos libros. Un tercero, en 2023.
Se lo debo todo a las redes. El microrrelato, al ser tan breve, se adapta muy bien a una entrada de Facebook o un blog. En las redes tiene la minificción su medio de difusión natural.

También eres documentalista de televisión, cuéntanos tu experiencia.

Hace veinticinco años que soy documentalista y me encanta mi trabajo. Me siento muy orgullosa de contribuir a la organización, análisis y salvaguarda del mayor archivo audiovisual de Andalucía. Canal Sur posee la historia en imágenes de los andaluces de los últimos 34 años. Sucesos, costumbres, fiestas, tradiciones, acontecimientos políticos, institucionales e históricos. Ese banco de imágenes es único. Es la historia de Andalucía en imágenes, nuestra historia. Este patrimonio pertenece al pueblo andaluz y trabajar en su gestión y catalogación es un gran aliciente para mí.

Yo creo que mi trabajo me ha ayudado a la hora de escribir microrrelatos.

Una parte importante de mi labor como documentalista consiste en resumir, conceptualizar y asignar descriptores a las noticias periodísticas, lo cual me proporciona el mecanismo mental para contar lo esencial de una historia en cinco líneas.

¿Es para ti la escritura un refugio?

Sin duda, es un refugio. Yo escribo porque me divierte y me hace feliz. Cuando escribo me olvido de todo y de todos. La literatura para mí es evasión y divertimento, después conocimiento.

Escribir microrrelato es un reto: encontrar una buena historia, contarla en pocas palabras, introducir un conflicto y darle un final sorprendente, haciendo un uso muy preciso del lenguaje y un ejercicio de concisión excepcional, me apasiona.

No entiendo la escritura o la literatura como introspección, como penitencia o redención, como jeringa para sacar las miserias del escritor. La entiendo como evasión. Si no me hiciera feliz, no escribiría.

Tu nombre figura en el Rincón de las Escritoras de tu pueblo. ¿Te sientes profeta en tu tierra?

Me siento profeta en mi tierra. Además de feliz, abrumada, orgullosa, agradecida. De todos los premios que he recibido durante estos años, los reconocimientos que me ha otorgado mi pueblo, Torredonjimeno, son los más queridos. Es un orgullo para mí que mi nombre aparezca en ese maravilloso mural junto al de escritoras muy importantes de todos los tiempos. Le doy las gracias al Ayuntamiento por esta iniciativa a favor de la cultura con la creación de ese precioso Rincón de las Escritoras en uno de los lugares más bonitos del mi pueblo, el parque municipal.

Una escritora de referencia.

Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Me enseñó que en literatura todo era posible.

Cuánto de poesía hay en la vida.

Yo creo que la vida no tiene poesía, tiene belleza. La poesía está dentro de los hombres, es la forma que tienen algunos privilegiados de ver el mundo. Y tienen la deferencia de mostrarlo a los demás con sus poemas. La poesía es la capacidad de extraer la belleza del mundo con palabras, porque el mundo no existe por sí mismo, sino que está dentro de nosotros. Y hay tantos mundos como personas.

El mundo se acaba, y los gobiernos acuden a ti para salvar solo una obra de arte, ¿cuál sería?

Seguramente algún cuadro de Joaquín Sorolla.

El mar.

Es muy importante en mi vida. Quizás todos los que nacemos tierra adentro sentimos esa fascinación por el mar. O quizás nuestro propio nombre nos marca. Me llamo María del Mar, le puse a mi primera hija Marina… Muchos de mis microrrelatos tienen que ver con lo marino, no hay más que leer mi último libro. Cuando quiero desconectar, coger perspectiva, olvidar los problemas, escribir, me voy a ver el mar.

La política es…

Necesaria. Los políticos, una vergüenza.

La religión es…

Una opción muy personal. La fe es una virtud que me fascina. El hombre es religioso por naturaleza, pero una cosa es Dios y otra muy distinta son los hombres manejando lo asuntos de Dios.

¿De qué manera lucharías por la España que se está vaciando, la de los pueblos que se mueren?

Con dinero. Si no hay inversión, las buenas ideas no sirven de nada. La conectividad y el teletrabajo hacen que sea un buen momento para las zonas rurales. La formación de los jóvenes me parece imprescindible. Un pueblo con servicios educativos y sanitarios, y buenas infraestructuras en carreteras y telecomunicaciones, sería muy apetecible para mucha gente que busca en la actualidad otro tipo de vida más tranquila, sostenible y alternativa. El turismo está potenciando muchas zonas rurales, pero no basta. Las empresas tendrían que apostar por la descentralización e invertir en los pueblos. Por eso me parece que el pilar principal tiene que ser las comunicaciones, de todo tipo.

Yo, que me crie en un pueblo, tras estudiar y trabajar fuera volví para vivir en él y criar a mis hijas. Recomendaría a todo el mundo esta vida que nada tiene que ver con la locura de una gran ciudad.

Para escribir, ¿buscas rincones para inspirarte o simplemente te encierras en tu estudio?

Podría escribir en cualquier parte. Cuando empecé con el microrrelato llegué a escribir mientras cocinaba o planchaba. No tengo un despacho o un estudio que me sirva para aislarme y convocar a las musas. Casi todo lo que he escrito en los dos últimos años lo he hecho en fines de semana y vacaciones, cuando me iba a la playa. El mar actúa como una llave que abre la puerta de la inspiración. Si tuviera que elegir, la terraza de mi apartamento en la playa sería mi lugar favorito para escribir.

Unas palabras para los lectores de los Putrefactos.

Lo que me apetece decirles es que lean microrrelato.
Es un género todavía poco conocido para el gran público, pero cuando se empieza a leer minificción, no puedes parar.

Estos textos breves se adaptan muy bien a la vida que llevamos, en la que se dispone de poco tiempo: vivimos deprisa, nos movemos deprisa y queremos leer también deprisa. Pues bien, el microrrelato nos permite hacerlo. Apenas nos robará un par de minutos de nuestro tiempo (mientras tomamos un café, esperamos a nuestro hijo que salga de inglés, viajamos en autobús…), pero nos transmitirá una emoción muy fuerte que, a veces, nos acompañará durante horas.

Además, al ser textos cortos se adaptan muy bien a un pantallazo del móvil, y el móvil lo llevamos siempre con nosotros a todas partes.
Pero que sean historias cortas no quiere decir que sean superficiales, desechables o de rápido consumo. Tienen una peculiaridad muy importante. Los micros, al ser tan breves, tan condensados y tan metafóricos, nos obligan a pensar, a desarrollar nuestra inteligencia y nuestra creatividad, nuestra imaginación. Yo creo que hoy en día, que nos lo dan todo hecho, es una particularidad muy interesante.

Así que, lectores de Putrefactos, lean microrrelatos. Alimentan cuerpo y alma, y no engordan.

Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«

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Julio Angel Olivares

11 de febrero de 2023 by n7web

Julio Ángel Olivares Merino es docente investigador en el Departamento de Filología Inglesa de la Universidad de Jaén.

Ha impartido numerosas conferencias, escrito libros y artículos sobre el séptimo arte y la literatura de terror, centrándose en temáticas relacionadas con la semiótica, el lenguaje figurativo y el concepto de lo espectral. Destacan sus monografías sobre Ringu (Hideo Nakata, 1998) y el fenómeno «J-Horror», el realizador James Wan o su estudio sobre el cine de JAume Balagueró.

En el apartado de creación literaria, es autor de más de una decena de obras de ficción, entre las que destacan Sonambulia, Paralelo a tu expirar, Las prometidas del muerto, Diarios del cuarto oscuro, La piel leve o su nueva obra, La cacería.

«he expresado, sentido, evocado e interpelado al lector».

Julio Angel Olivares
Acabas de publicar “La cacería”, ¿qué nos puedes contar sobre este libro?

Supone mi primera publicación en el ámbito de la poesía, un reto al que, ya desde hace tiempo, deseaba enfrentarme. He disfrutado mucho al escribirla y, cumpliendo con mi filosofía a la hora de crear, por encima de todo, he sido yo. Con tal propósito, que es el seminal y más importante para un autor, he expresado, sentido, evocado e interpelado al lector y a mí mismo, sin ambages, limitaciones o coacción alguna.

La cacería es una emersión introspectiva, un caleidoscopio de sensaciones sumidas en la oscuridad de lo traumático, aunque también en la súbita luz de la revelación. Son muchas las voces que interactúan en este tratado sobre la inocencia perdida.

“El trayecto de retorno para encontrarnos con el niño que fuimos”, ¿qué mejor y peor recuerdo guardas de tu infancia?

La pregunta explicita —o da por sentado— ya una terrible realidad: la infancia no es siempre o solamente una etapa idílica en nuestras vidas. El cromatismo y los sentidos muy marcados definen mis sensaciones y mi respuesta emocional a los recuerdos de tal etapa. Así, los más positivos vienen acompañados de música serena, aromas agradables y luz;

entre ellos, uno destaca con latido muy fundamentado: me veo correr en la terraza del piso de mis padres con un coche de juguete en mi mano derecha y culminar la carrera al abrazarme intensamente a mi madre. Todos los recuerdos más gratificantes de mi infancia tienen que ver, en esencia, con el mimo de mis padres, la sensación de equilibrio y un paisaje, normalmente, dominado por un cielo radiante. Los recuerdos más amargos están ahí… con un sabor a herrumbre o fiebre… La cacería despierta muchos de esos zarpazos que, con el tiempo, uno logra relativizar… dejar en un segundo plano… o no…Alguien, cuando yo no había aprendido aún a nadar, me lanzó una vez a una piscina y todo desapareció de repente en un abismo gris. Jamás olvidaré esos instantes de desesperación e indefensión mientras me hundía más y más, sin nada a lo que aferrarme…

Has elegido la poesía para hablarnos de ese viaje al pasado, ¿por qué?

Porque, en realidad, siempre he escrito poesía; porque, por más que la piel fuese narrativa en mis anteriores obras, el alma ha sido constantemente poesía en estado puro.

La cacería supone un regreso al origen, una reivindicación de la esencia, de todo aquello que permanecía latente en mi interior y necesitaba aflorar hasta exprimir la más mínima sensación.

Tal y como vaticinaba, he encontrado en la poesía a mi mejor aliado. Su fragmentación y síncope en versos me ha permitido crear una sucesión de paréntesis y aislar imágenes de impacto. Allende el potencial del lenguaje figurativo, la intensidad y la síntesis de la enunciación poética han legitimado también los silencios, las pausas que llaman a la interpretación y, en definitiva, eso que tanto me obsesiona: la textualidad en suspensión o delegada, la de los versos inacabados, no resueltos, cuya clausura es un encabalgamiento vivencial, pues depende del receptor.

Publicas con InLimbo Poesía, ¿qué puedes decirnos de ellos?

La suerte me ha sonreído y celebro estar hoy en el limbo. Cuando concebí, a vuela pluma, el concepto de esta obra, pensé en ellos y esa entelequia o proyección se convirtió en anhelo. A los pocos días, hablé con Ana Martínez, su editora, y todo se tornó un sueño que tenía visos de materializarse.

Alabo la filosofía de In Limbo, su forma de trabajar y, sobre todo, el modo en que cuidan cada detalle y, esencial, cómo acompañan a sus autores en el antes, el durante y el después.

Has traducido al español a Óscar Wilde, (entre otros), ¿qué se siente al enfrentarse a un texto de un genio en su idioma original y tener el desafío de ser leal a la hora de traducirlo?

Es una gran responsabilidad, qué duda cabe, por cuanto te conviertes en embajador de preciados tesoros literarios y es evidente que toda elección, por mínima que sea, tendrá que estar baremada y estudiada al detalle. De todas formas, soy defensor a ultranza de la traducción como ejercicio de reescritura en el que el traductor se convierte en autor —aunque, por encima de todo, es medio de transmisión— y, por ello, tiene cierta potestad a la hora de recrear el texto, a partir de un entendimiento global y específico de la obra en cuestión, de su autor, su contexto histórico y todo lo que ello engloba. Ser fiel al texto original, actualizarlo para evitar choques culturales, legar la propia impronta de traductor, además de las necesarias notas aclaratorias, todo ello supone un reto exigente y, en ocasiones, preservar un equilibrio realmente complicado entre aquello que se escribió y el modo en el que despierta en tu mente.

Profesor de Filología Inglesa en la Universidad de Jaén. Tu tesis doctoral habla sobre el mito de los vampiros en esa lengua, cuéntanos un poco sobre ello y por qué elegiste ese tema.

Los temas que me fascinan, el género que amo, cultivo y en el que investigo, mi afición por el terror, en suma, nacen del visionado del Drácula, de John Badham, en el año 1979. Aquella película me marcó, sin duda, aunque, anteriormente, a muy temprana edad ya me había sentido fascinado por los pilares del suspense gracias a Tiburón, de Spielberg.

Con el paso del tiempo, leí a los clásicos de la literatura de terror y, durante mi estancia en Portsmouth, entré en contacto de forma más directa con la “ghost story” inglesa y ‘Salem’s Lot, de Stephen King, la maravillosa actualización del clásico de Stoker a la Norteamérica de los años 70. Fue justamente mientras leía esta fascinante obra — siempre a medianoche y, normalmente, frente a un ventanal que me permitía ambientar la inmersión en aquellas páginas gracias al imponente espectáculo de la ya clásica niebla inglesa— cuando me planteé hacer un análisis comparativo entre la obra de King y la novela por antonomasia de la literatura de vampiros. Pocos años después, lo materialicé en la citada tesis doctoral, añadiendo, además, un extenso estado de la cuestión, en el que me retrotraje a los orígenes del mito vampírico en lengua inglesa, tema precisamente sobre el que versó mi investigación durante la siguiente década.

Diriges “Delirium: Laboratorio de artes escénicas”, ¿qué trabajos y objetivos realizas con tu compañía de teatro?

“Delirium” surgió con el objetivo de divulgar ciencia a través del teatro. En concreto, y por medio de los guiones que he escrito y dirigido, he pretendido que el espectador viva y experimente en primera persona cuáles son los elementales del terror en sus diversas manifestaciones, esencialmente la escénica, y cómo operan estos a fin de conseguir el objetivo prioritario y seminal: provocar pavor en el receptor. Tres han sido los formatos que hemos desarrollado: el teatro convencional, el teatro interactivo y el radioteatro.

Fundador de la radio de la Universidad de Jaén, “UniRadio”, ¿te queda algún sueño por cumplir?

Soy moderada y democráticamente ambicioso. Me marco metas cada día, muchas de ellas encaminadas a generar sinergias entre personas que desean fomentar el arte o erigirse en agentes sociales proactivos en el ámbito de la solidaridad. Muchos son los sueños aún por cumplir en cada uno de estos campos. No sería capaz de precisarlos. Cierro los ojos y, de repente, surge; reconozco el sueño y lo persigo.

Ganaste el premio Nacional ARU por un guion de radioteatro. Con las nuevas tecnologías, ¿está muerta la radio?

Muy al contrario. La radio ha sabido adaptarse al progreso porque, en puridad, es hija del avance tecnológico y jamás quedará desfasada.

Su magia, su dinamización de la palabra a modo casi de manifestación espectral y sugerida, la hacen eterna. La radio se ha actualizado, se ha repensado en términos de lo transmediático precisamente a partir del uso de las nuevas tecnologías, que le sirven como complemento para potenciar su ámbito de acción e incidencia. En definitiva, las ondas no conocen el principio de obsolescencia y siempre estarán de moda.

Otra de tus pasiones es el séptimo arte, ¿se hacen buenas adaptaciones de la literatura al cine?

Literatura y cine son dos medios que comparten los principios de la narratología, si bien, a la hora de valorar ese encuentro entre ambas artes que suponen las adaptaciones de obras literarias a la pantalla, hemos de tener en cuenta que cada medio tiene sus propias características y parámetros específicos en virtud de los cuales han de ser baremados. Debemos evitar, por tanto, comparar a la ligera las películas con aquellos libros que les sirvieron como base, referencia o fuente de inspiración. Valorar una adaptación fílmica a partir de criterios falaces como la fidelidad es un error ya que la traslación a pantalla supone una reescritura legítima, independientemente de que esté estrechamente ligada con o disociada de la fuente original.

¿Alguien acaso podría desdeñar el escalofriante y metafórico final que Kubrick concibió para El resplandor, la persecución de Danny en el laberinto de hielo, solo porque Stephen King concibiese una conclusión mucho más literal y taxativamente diferente en su obra?

En un hipotético fin del mundo, te dicen que solo puedes salvar tres obras de arte, ¿cuáles salvarías y por qué?

Con los tiempos que corren, quizás deberíamos ir planteándonos esta pregunta, ciertamente. Si no hay restricciones en cuanto a dimensión, naturaleza o sentido figurado, salvaría la vida envuelta en música, la literatura y el amor, tres piezas de arte que, cierto es, no caben en sala de exposición mundana.

¿En qué época y lugar te hubiese gustado vivir?

Recelo de las anacronías, aunque adoro la desfamiliarización. No me considero un desubicado, si bien oigo horizontes de gaviotas como Alberti y, llamado a cambiar de época, volvería a los setenta y los viviría en constante bucle.

¿Historias de fantasmas o de vampiros?

El vampiro se ha desnaturalizado en demasía de un tiempo a esta parte y, aunque el espectro sigue la misma evolución en nuestros días, me quedo con la atmósfera y los argumentos de los grandes relatos de fantasmas. El mejor Henry James, el más oscuro Le Fanu o el más críptico M.R. James no tienen parangón.

Un autor y una autora.

Julio Llamazares y Ana María Matute, por el lirismo y la fantasmagoría vivencial de sus obras.

Un lugar para perderse.

El mar, en toda su extensión y plenitud.

Una pesadilla.

Perder a mis seres queridos.

¿Eres de los que buscas rincones especiales para escribir o lo haces en tu estudio?

Escribo en cualquier parte; no soy maniático ni exigente en ese sentido, aunque sí en muchos otros…

¿Eres más de ángeles o de demonios?

No concibo la vida como algo maniqueo. Hay ángeles diabólicos y demonios angelicales. Me conformo con tener un lugar con vistas al cielo y al infierno. Adoro las alas que te llevan a cualquier parte y el fuego que purga. No podría excluir a uno o a otro.

¿Alfa u omega?

Soy más de aquellos reproductores Beta y las películas de carcasa roja de terror que aún conservo en casa.

¿Ciudad o campo?

Estoy hecho de olas. Insisto, el mar.

Unas palabras para los lectores de nuestra revista.

Un saludo, mis mejores deseos y enhorabuena por haber escogido una revista de calidad, diferencial y con mucha esencia. Mi agradecimiento, de igual modo, por haber leído esta entrevista, por dedicar vuestro tiempo a la cultura y, de igual modo, una enérgica petición: no dejéis de fomentar el hábito de la lectura y sumergíos en la literatura para ser y trascender. Los hay que olvidan esta necesidad, este placer, se aburren y montan guerras.

Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«

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Gervasio Posadas

4 de febrero de 2023 by n7web

Gervasio Posadas nació en Montevideo (Uruguay) en 1962. Hijo de un diplomático y de una restauradora.

Por la profesión de su padre ha vivido en distintos países. Licenciado en empresariales por la Universidad Complutense de Madrid.

Se dedica a la formación, la gestión cultural y la escritura. Ha publicado distintas novelas, ganando el premio Sent Sovi de literatura gastronómica en el año 2008, y el premio Prix Eugénie Brazier a la mejor novela gastronómica en el año 2014.

«había muchas novelas sobre la guerra y el holocausto, pero muy pocas sobre la subida al poder del nazismo.»

GERVASIO POSADAS
“Hoy caviar, mañana sardinas”, libro escrito mano a mano con tu hermana Carmen, un libro del año 2008 y retomado de nuevo. ¿Por qué esta reedición?

Este libro ha sido un long seller, porque después de los años se ha seguido vendiendo y tiene muchos fans, especialmente entre los expatriados, las personas que han vivido fuera de sus países y que tuvieron que lidiar con las diferencias culturales. Después de tantos años de su publicación, nos parecía interesante presentar esta obra a las nuevas generaciones.

¿Caviar o sardinas?

De ambas cosas hay en abundancia en la vida de los diplomáticos, especialmente de un país pequeño como Uruguay. Tan pronto estás en un garden party en Buckingham Palace como luego vuelves a casa y te tienes que comer un bocadillo para cenar. Es una vida de tramoya, en la que hay que presentar una abundancia que muchas veces no existe para realizar la labor de crear buena voluntad para tu país.

“El mentalista de Hitler”, una novela que me gustó mucho, cuéntanos en qué te basaste para escribirla.

Siempre me ha interesado el III Reich y me parecía que había muchas novelas sobre la guerra y el holocausto, pero muy pocas sobre la subida al poder del nazismo.

Además, me interesaba la relación del ocultismo con el círculo íntimo de Hitler y tuve la suerte de dar con un personaje olvidado pero muy relevante que me servía como hilo conductor del relato: Erik Jan Hanussen, un mentalista increíblemente popular en el Berlín de los años 30 que tuvo un papel casi desconocido en este proceso.

“El mercader de la muerte”, otra excelente novela, ¿qué nos puedes contar sobre ella?

Como en “El mentalista de Hitler”, en esta novela busqué otro personaje poco conocido, pero determinante para contar un periodo tan convulso como los primeros veinte años del siglo XX. En este caso se trata de Basil Zaharoff, el más celebre y misterioso traficante de armas de la época, la supuesta mano negra detrás de conflictos como la guerra ruso-japonesa, la de los Boers, la de los Balcanes e incluso la Primera Guerra Mundial.

Has vivido en distintos países: Uruguay, Argentina, Inglaterra, Rusia, España… ¿dónde te has sentido más cómodo?

Después de dar muchos botes por el mundo, con veinte años decidí quedarme en España y me siento muy a gusto aquí, pero hay partes de mi personalidad que no se entenderían si no fuera por los sitios en los que he vivido.

¿Qué se siente siendo extranjero casi de continuo?

Tiene la ventaja de que nunca te sientes del todo extranjero en ningún lado.

De todos esos lugares donde has vivido, ¿cuál sería el mejor para localizar una novela?

Rusia, desde luego. Cuando yo viví allí, a mediados de los años 70, en plena Guerra Fría, era como estar metido en una película de espías: la casa llena de micrófonos, gente que te seguía por la calle. Además, es un país lleno de historias apasionantes.

Eres director junto a tu hermana de la escuela “yoquieroescribir”, ¿qué nos puedes contar de ella?

Pusimos en marcha este taller de escritura creativa online hace doce años y nos ha dado muchas alegrías desde entonces. En este tiempo hemos tenido más de 4.000 alumnos y hemos visto cómo algunos de ellos han visto cumplido el sueño de ver sus obras publicadas.

¿Algún proyecto en la actualidad?

En la actualidad estoy escribiendo un guion para una serie. Ya había escrito algún guion en el pasado, pero son interesantes las diferencias que tiene esta escritura respecto a la novela. Es un trabajo más colectivo. Y más incierto, porque nunca se sabe si las producciones van a llevarse finalmente a cabo.

Has ganado premios por tus escritos relacionados con la gastronomía, ¿cómo de importante es para ti comer bien?

Desde siempre me ha gustado comer bien y cocinar, son cosas que me ponen de buen humor y me relajan. Ya desde la mañana estoy pensando qué voy a cenar esa noche.

Una comida especial a la que invitarías al amor de tu vida.

De momento, a unas papillas. Acabo de ser padre por primera vez hace unos meses y estoy loco con mi niña.

Algún rincón especial para escribir.

Cualquiera en el que haya silencio y poca cobertura de móvil.

Un escritor y una escritora.

Delibes y Marguerite Yourcenar.

La política es…

En estos momentos de mi vida, aburrida.

La religión es…

Necesaria para la salud mental, aunque yo no practique ninguna.

Una película.

Soy muy cinéfilo y me cuesta decidirme por una, pero quizás «El hombre que pudo reinar», de John Huston.

Los años 30 son…

Una lección sobre lo que debemos evitar en la actualidad.

Tintín…

Una obsesión cuando era niño.

En un hipotético fin del mundo, te mandan guardar solo tres obras de arte que consideres especiales y únicas, ¿cuáles elegirías?

Las meninas, Noche estrellada de Van Gogh y El sueño de Picasso.

Un sueño y una pesadilla.

Dormir bien y no conseguirlo.

Un mal y un buen recuerdo de tu infancia.

Un buen recuerdo: mi primer día de colegio. Un mal recuerdo: el quinto día en el colegio.

Lluvia de verano o sol de otoño.

En vista de los últimos calores, el sol de otoño.

Unas palabras para los lectores de nuestra revista.

Muchas gracias por vuestro interés y por no perder la fe en la cultura. Si la mantenemos lejos de la contaminación de la política, es lo único que puede hacer el mundo un poco más habitable.

Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«

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Susana Martín Gijón

25 de diciembre de 2022 by n7web

Escritora y guionista nacida en Sevilla en el año 1981.

Licenciada en Derecho y especializada en relaciones internacionales y derechos humanos. Fue directora general del Instituto de la Juventud deExtremadura, del año 2007 al año 2011. También fue presidenta de la Asociación de escritores extremeños.

Jurado en diversos certámenes y concursos literarios.
Finalista del premio Felipe Trigo y finalista del premio La Trama por su novela “Náufragos”, publicada en 2015.

Premio Avuelapluma de las Letras, 2021.

Es autora de la serie de novelas protagonizada por Camino Vargas Progenie (2020), Especie (2021) y Planeta (2022), todas ellas publicadas por Alfaguara.

En marzo de 2022 ha publicado su colección de cuentos infantiles No sin mi perro, ilustrados por profesionales de la talla de Fermín Solís o Ana Brown.

En abril de 2022 se publica su primera ficción sonora, Muerte en Padmasana, en la plataforma Storytel.

«la calidad de vida aumenta gracias al vínculo entre el niño y el animal»

susana martín gijón
Publicaste una colección de cuentos infantiles “No sin mi perro”, cuéntanos de que van.

Son seis cuentos con una temática común: niños y niñas y su relación con sus perros de asistencia. Fue un encargo del gobierno extremeño para dar a conocer estas realidades y cómo los perros pueden salvar vidas, ya sea en personas con diabetes, epilepsia, trastornos del espectro autista… y cómo la calidad de vida aumenta gracias al vínculo entre el niño y el animal. Fue un proyecto precioso con el que aprendí muchísimo y que ahora se utiliza como material de sensibilización en cientos de centros educativos.

Estos cuentos también verán la luz en formato cortometraje, ¿cómo va el proyecto?

Pues ojalá vea la luz, porque yo tan solo me encargué de los guiones y ahora corre por cuenta de otros echar a rodar la parte de producción. Me encantaría verlos pronto en la pantalla.

También has publicado una ficción sonora, “Muerte en Padmasana”, ¿en qué consiste una ficción sonora y cuál es el objetivo?

La historia, en lugar de encontrárnosla en las páginas de un libro, la hallaremos en una plataforma de audio a través de varios capítulos y con la ventaja de que no nos encontramos solo con un narrador o narradora (como en los audiolibros) sino que cada personaje está doblado por un actor o actriz diferente, hay efectos especiales, etc. Vamos, un poco como una serie audiovisual solo que sin necesitar estar pendiente de una pantalla. A mí me ha encantado trabajar en este formato y el resultado es estupendo, porque los matices de voz de los profesionales, los efectos sonoros, todo hace que te sumerjas mucho en la historia.

Uno de tus personajes más conocidos es la policía Annika Kaunda, de origen namibio, ¿por qué Namibia?

Por varias razones, pero las principales se van desgranando a lo largo de toda la trilogía.

Lo que sí puedo contar es que Annika tuvo que huir de la guerra con Sudáfrica cuando era una niña y acabó recalando en un centro de menores extremeño, donde creció.

En este año has realizado el guion de la serie “La novia gitana”. ¿Qué diferencias ves entre escribir novela y guion?

Muchísimas, son dos formatos tan diferentes que exigen formarse en cada uno de ellos de modo separado, aunque luego las enseñanzas del uno se puedan aplicar en el otro. Quizá lo esencial es que en la novela estás solamente tú. Acabas y ya. Pero para el guion hay que tener en cuenta que te encuentras en el primer escalón, que vendrá la dirección, el reparto, la productora… y el resultado final será la suma de todos.

¿En qué género te encuentras más cómoda?

Hasta ahora en la novela, pero me encanta aprender y me lo paso muy bien con cada nuevo reto.

¿Estás en estos momentos en algún proyecto nuevo?

Y cuándo no… Estoy en varios, creo que ya tengo cansancio crónico. Pero sin queja, ¿eh? Feliz.

En 2021 consigues el premio “Avuelapluma de las letras” por tu trayectoria literaria. ¿Qué tal fue la experiencia?

Maravillosa. Ese premio fue otorgado junto a otras categorías como el periodismo, donde coincidí con Nacho Carretero, o las artes escénicas, entregado a Cristina Gallego. Personas estupendas con las que aprendí –y me reí– mucho. Además, el hecho de que me lo entregaran en mi tierra siempre lo hace más querido.

Has sido parte del jurado en varios certámenes, ¿recomiendas a escritores noveles presentarse a concursos literarios?

Sin duda. Es una buena oportunidad para ser leídos por editores, que suelen estar presentes en la composición de los jurados.

Si además uno se lleva el premio, en casi todos se garantiza una buena publicación, lo que supone abrir muchas de esas puertas que son tan complicadas en los inicios.

«he trabajado muy duro durante muchos años y ahora estoy obteniendo los frutos»

susana martín gijón
¿Qué te gusta de la novela negra?

¡Casi todo, por eso no paro de escribirla! A ver, lo buen vehículo que es para el retrato de la sociedad actual, la capacidad de enganchar a las y los lectores en una trama adictiva, el juego entre escritor/a y lector/a para averiguar quién es el culpable…

Te dedicas a la escritura a tiempo completo, ¿es una rareza o se puede vivir de la escritura?

Creo que ambas cosas. No es fácil, pero yo he apostado por ello, he trabajado muy duro durante muchos años y ahora estoy obteniendo los frutos. Mientras me resulte posible, seguiré así.

Has sido ganadora de varios premios literarios, ¿los premios te cambian la vida?

A mí no me la han cambiado, pero sí me han ayudado a seguir dándome a conocer y han sido una gran motivación en una profesión tan llena de incertidumbre como es esta.

¿Qué te da Extremadura como escenario de tus novelas?

La posibilidad de mostrar la Extremadura real, lejos de los clichés que aunque parezca increíble, se siguen perpetuando en buena parte del imaginario.

¿Tiene Sevilla un color especial?

Para mí, el negro es el color especial. Y le va que ni pintado a la ciudad. Yo creo que una novela gana con un buen escenario, y en el caso de Sevilla, tenemos uno extraordinario.

¿Eres más de escribir en un rincón solitario e inspirador, o eres más bien de casa y despacho?

De rutina. Hay que tomarse la profesión muy en serio, dedicarle la jornada laboral como a cualquier otra, y para eso se necesita la habitación propia, llámese despacho, que te permita concentrarte y sacar adelante el trabajo.

Un lugar especial donde te gusta perderte.

Las callejuelas del casco histórico de Cáceres.

¿Qué te falta por aprender?

Casi todo. Y por desaprender, más todavía.

Una escritora y un escritor de cabecera.

Quizá no tanto, pero los últimos que me han emocionado: Tatiana Tîbuleac y Alejandro Zambra.

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