Graduado en Lengua y Literatura españolas por la UNED y en Interpretación por la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, posteriormente se especializa en Locución y Doblaje en Madrid.
Compagina su carrera literaria con su actividad como actor, guionista y director, principalmente en obras de teatro de pequeño formato y cortometrajes, como ‘Memorias de
sangre ‘ (2021), dirigido por Manuel Vera, junto con alguna aparición esporádica en series de televisión como El Caso. Crónica de sucesos o Mar de plástico.
“ Se tratan temas como la depresión, las obsesiones
Julio Peces
o la soledad, problemas que mucha gente sufre, por
desgracia, en nuestra sociedad ”
“El sonido del silencio”, tu última novela, ¿qué sientes ante la publicación de esta novela?
Para mí esta novela es muy especial. No sólo por la historia que cuenta y por ser el libro con el que inauguré mí editorial, sino especialmente porque supone un absoluto cambio en mi estilo de escritura. Yo comencé escribiendo una saga juvenil distópica cuando era adolescente, la típica epopeya de aventuras, amistad, misterios, salvar el mundo y demás. El tipo de historias que más solía consumir en esa época, destinada mayormente a un público adolescente como yo, y creo que estuvo bien para empezar. Pero el tiempo pasa. Y como es lógico, con el transcurso de los años yo había cambiado, como lector y como persona, además de haber ido aprendiendo y teniendo más experiencia a la hora de escribir. Y por esos motivos, El sonido del silencio ya va por otro camino. Es una historia mucho más profunda, introspectiva, enfocada en los personajes y su evolución, y que aborda bastantes temas de carácter psicológico y filosófico. Y creo que es un antes y un después en mi carrera como escritor, porque todo lo que empiezo a escribir después de esta novela, independientemente del género o el formato, va bastante marcado por este nuevo estilo.
Esta novela va sobre un cantante que en la cima del éxito pierde la voz. Me recuerda un poco a Beethoven y su sordera. Cuéntanos un poco más y hasta donde puedas.
La novela tiene dos personajes principales. Uno es Héctor, ese cantante que, en su momento de mayor éxito, pierde repentinamente su voz. Cuando eso ocurre, entra en una profunda depresión, casi sintiendo que su vida se ha terminado, pues para él toda su existencia giraba en torno a su carrera como cantante. El otro personaje es Sáhara, una chica joven y tímida que, buceando un día con sus amigos, sufre un accidente en el que pierde el oído.
La novela muestra cómo cada uno intenta lidiar con su nueva situación hasta que, en un determinado momento, ambos se conocen, y a partir de ahí la historia se centra en el vínculo que surge entre ellos, cómo se complementan y se ayudan el uno al otro a afrontar sus crisis. Por este motivo, en la novela se tratan temas como la depresión, las obsesiones o la soledad, problemas que mucha gente sufre, por desgracia, en nuestra sociedad actual. Todo en un tono introspectivo y melancólico, pero con cierto toque poético, muy influenciado por la literatura y el cine japoneses (una cultura que me fascina).
A lo largo de la novela hay, entrelazadas en el argumento, muchas referencias a conceptos de filosofía japonesa, como el wabi-sabi (la belleza de lo imperfecto), que van bastante en consonancia con estos temas existenciales, así como muchas referencias musicales, a Pink Floyd, David Bowie, Simon & Garfunkel (el título de la novela es un guiño a su canción “The sound of silence”), y también alguna a Beethoven precisamente.
Con 18 años te atreviste, nada más y nada menos, que a escribir una tetralogía, “Blue sky”, ¿cómo fue con esa edad meterse en la aventura de escribir?
Pues, desde que era muy pequeño, el cine y la literatura han sido mis dos mayores pasiones. Supongo que en parte influenciado por el ambiente en el que me he criado, siempre me apasionó el crear y contar historias. Con trece años mi padre me regaló una cámara y empecé a hacer pequeñas películas con mis amigos en el colegio. Más tarde, de hecho, cuando empecé con la que sería la primera novela de esta saga, “Blue sky”, les puse a los protagonistas los nombres de estos amigos de la infancia. Comencé a escribir episodios cortos de una historia sobre un grupo de jóvenes que forman una organización clandestina para luchar contra un gobierno dictatorial que domina el mundo, y se los daba a leer a ellos como si fueran capítulos semanales de una serie. Pasó el tiempo y vi que tenía mucho material escrito, y entonces surgió la idea de convertirlo en una novela e intentar publicarlo. Cuando ese primer libro vio la luz, en 2010, fue muy emocionante para mí. Obviamente, cuando comienzas hay muchas cosas que desconoces, tanto de la vida en general como de lo que supone intentar dedicarse a una profesión artística en particular. Eso se va aprendiendo con el tiempo, y aunque se pierda por el camino un poco de ese ímpetu y esa inocencia juveniles con las que se comienza, es parte del proceso de maduración. Aunque recuerdo con mucho cariño “Blue sky” y sus personajes, visto en retrospectiva, hay muchísimas cosas que cambiaría, y no tiene nada que ver con el tipo de libros que escribo ahora. Pero considero “Blue sky” algo así como mi entrenamiento, esos primeros pasos en la escritura sin los cuales no tendría la experiencia que tengo hoy.
Tienes un libro sobre el cine de catástrofes, “Esto es un desastre”, ¿qué nos podemos encontrar en él?
Es un libro que editamos para la XXIII Semana de Cine Fantástico de la Costa del Sol, cuyo tema central era el cine de catástrofes. Y en él exploramos la evolución de este género desde sus inicios hasta la actualidad, a través de una selección de veintepelículas, comenzando por “San Francisco”, protagonizada por Clark Gable y Spencer Tracy, de 1936, y concluyendo con “No mires arriba”, la película de Adam McKay con Leonardo DiCaprio, de 2021, pasando por “La aventura del Poseidón”, “El coloso en llamas”, “Cuando el viento sopla”, “Twister”, “2012”, “Lo imposible”… y muchas más. En cada artículo, además de una breve mención a su argumento y equipo, hablo de cómo se hizo la película, curiosidades sobre la producción y el rodaje, el impacto que tuvo en su momento… Fue una experiencia que disfruté mucho porque, como cinéfilo, el poder escribir sobre cine siempre es un lujo, y me dio la oportunidad de aprender más sobre este género, ahondar más en aquellas películas que ya había visto y descubrir otras que desconocía.
El mismo libro va acompañado por unas ilustraciones de Manuel Bejarano, ¿cómo fue el trabajo juntos?
Ya había tenido la suerte de trabajar con Manuel antes, pues él hizo la portada de la tercera novela de “Blue Sky”. Nos conocíamos desde hacía muchos años y siempre es un placer colaborar con él. Aunque en este caso concreto no fue necesario que nos comunicáramos mucho, ya que cada uno hacía su parte del trabajo por separado. Yo iba escribiendo los artículos y él haciendo sus dibujos.
Tan sólo hablamos un par de veces por teléfono cuando había algún cambio en la selección de películas (como en el caso de “No mires arriba”, que la incluimos a última hora). Luego, eso sí, cuando el libro salió, hicimos muchas presentaciones conjuntamente, en las que yo iba hablando de la película y él de cómo ideó la ilustración y su proceso para llevarla a cabo. Y fue una experiencia genial. Manuel es un gran artista y un encanto de persona, y las veinte ilustraciones que hizo son realmente increíbles. Pero de todas ellas, creo que mis favoritas son las de “Titanic” y “Armageddon” (de esta última incluso me hice una camiseta).
Cuéntanos un poco cómo es la Semana Internacional de Cine Fantástico de la Costa del Sol que dirige tu padre.
Pues esta Semana de Cine se viene celebrando cada año en septiembre desde el año 2000, primeramente en Estepona, y más tarde expandiendo sus actividades a otros municipios de la Costa del Sol. Cada año homenajeando a una figura o tema de cine fantástico. Casualmente el próximo septiembre será la XXV edición, y también la última, porque mi padre, director del festival, se jubila este año. Creo que es un evento único, y no lo digo sólo porque haya crecido con él o porque lo dirija mi padre, al que he visto año tras año dejarse la piel para organizarlo todo. Sino principalmente porque, a pesar de ser un festival modesto y de poco presupuesto en comparación con otros de mayor renombre, siempre se ha distinguido por llevar a cabo proyectos de lo más creativo y con muchísima pasión, como rodar cortometrajes, producir discos de música, editar libros y cómics, organizar un combate de boxeo entre el director Uwe Boll y uno de sus críticos, acoger una charla de psicomagia con Alejandro Jodorowski… y siempre ofreciendo todas sus actividades, proyecciones, exposiciones, publicaciones, etc., de forma gratuita para que todos los asistentes y aficionados puedan disfrutar de ellas.
Es una pena que este año el festival se termine, pero tarde o temprano todo tiene su final, y aunque este se acabe, seguiremos adelante con otros muchos proyectos culturales nuevos que están por venir.
En dicha Semana, colaboras con algunos libros que edita el propio festival, háblanos de esas publicaciones.
Han sido muchas las publicaciones que se han editado en estos veinticinco años de festival entre cómics, libros sobre cine, biografías… De todas ellas, la que creo que ha sido más interesante y que mejor representa el espíritu del festival es la serie titulada “La Marca de…”, unos libros centrados en personajes célebres del cine fantástico y de terror, como Drácula, el Hombre lobo, Frankenstein, Indiana Jones o el Zorro, entre otros. Libros escritos en conjunto por varios autores expertos en diversos campos, como la literatura, el cine, las series, los videojuegos o la psiquiatría, cada uno enfocando su artículo sobre el personaje en cuestión desde su propio campo. Yo he tenido oportunidad de participar en varias de estas publicaciones. En algunas ocasiones, especialmente en los últimos años, realizando las labores de corrección y maquetación. Y en otras, como escritor. Además de la mencionada “Esto es un desastre”, varios años antes, en la edición cuyo eje temático era “El Fantasma de la Ópera”, colaboré en el libro “La Marca del Fantasma de la Ópera” con un relato corto titulado “El Fantasma del Palacio”. Este era a su vez una adaptación del cómic del mismo nombre realizado por Alfonso Azpiri (también incluido en el libro), que no era sino una breve y simpática parodia de “El Fantasma de la Ópera” que transcurría durante el festival en la ciudad de Estepona. Y actualmente, estoy trabajando en las memorias de mi padre, que planeamos lanzar en esta última edición de la Semana de Cine, pues, además de su biografía, este libro será un recorrido por los veinticinco años de este festival, lleno de fotografías, vivencias, etc.
Has sido corrector para varias editoriales, ¿cómo ves el mundo de las editoriales?
Como la mayoría de las profesiones artísticas, y supongo que la mayoría de las profesiones en general, creo que hoy día es todo bastante complicado. Yo llevo poco más de diez años en este mundillo, tampoco demasiado en realidad, y en ese tiempo he tenido experiencias tanto buenas como malas, he conocido tanto a gente muy profesional y amable como a otros de los que es mejor mantenerse alejado. Sería fantástico decir que si tienes talento o te esfuerzas lo suficiente lograrás triunfar, pero la realidad, por desgracia, es otra. En muchos casos, a veces depende más de los contactos o de la suerte. Y hay muchas prácticas actuales del mundo editorial con las que no puedo estar más en desacuerdo, como las publicaciones de influencers o celebridades, que en muchos casos ni siquiera escriben ellos, sino escritores fantasmas, y acaban vendiendo cientos de miles de ejemplares de un libro de dudosa calidad, mientras que a autores desconocidos con verdadero talento ni siquiera les dan una oportunidad. Entiendo que es un negocio y que a fin de cuentas lo importante para una empresa es tener beneficios, y esas prácticas se los garantizan. Supongo que también depende de cuáles sean tus objetivos como autor, si lo que persigues es que tu libro se convierta en un best seller o sencillamente crear una buena obra que la gente, aunque sea poca, pueda leer y disfrutar.
Ediciones Sakana es tu editorial, todo un reto, háblanos de ella.
Decidí crearla tras terminar de escribir “El sonido del silencio”. Después de una mala experiencia con una editorial con mi novela anterior, y como ya llevaba algunos años trabajando de corrector y maquetador, se me ocurrió la idea de crear mi propio sello editorial para sacar esta nueva novela y probar suerte por mi cuenta. Y además, ofrecer mis servicios a otros escritores, especialmente autores noveles que deseen que sus obras vean la luz. Desde que la inauguré, he trabajado sobre todo con autores de Estepona, donde hay mucha gente aficionada a la escritura. Sólo hace un año que empecé con ella, así que de momento funciona como una editorial de auto publicación en la que me encargo del proceso de producción de la obra. Corregirla, maquetarla, enviarla a imprenta… Mi hermano Guillermo es diseñador gráfico, así que él se encarga de las portadas. Sin embargo, todavía no tengo medios para poder promocionar y distribuir las obras, que es lo más complicado, especialmente para una pequeña editorial independiente, por lo que mi trabajo concluye cuando el autor recibe los ejemplares. Pero espero poder hacerlo en el futuro. Sakana significa “Peces” en japonés, como homenaje a esa cultura que me encanta. Hace varios años empecé a estudiar el idioma, y algún día me gustaría también, ya sea o no a través de la editorial, trabajar como traductor.
En un hipotético fin del mundo te mandan salvar una obra de arte para conservarla, ¿cuál salvarías y por qué?
Si hablamos de pintura, aunque no estoy muy puesto en este campo, mi cuadro favorito es “El caminante sobre el mar de nubes”, de Caspar David Freidrich. Pero si nos referimos a cualquier obra de cualquier arte, la cosa se complica. Si fueran libros, puede que “El Señor de los anillos”, “1984” o quizá un volumen con las obras completas de Shakespeare (y si sólo pudiera escoger una de ellas, sin duda “Hamlet”). Y si son películas, más complicado aún… Aunque tal vez haya una obra que sí intentaría salvar por todos los medios. Y sé que seguramente suene un poco raro, pero no es un libro ni una película, sino un videojuego: “Final Fantasy VII”. Yo no soy demasiado “gamer” (suelo jugar a un par de videojuegos al año como mucho), pero este juego en particular para mí es muy importante. Cuando lo jugué de pequeño me dejó marcado. Por su argumento, sus personajes, su música… Me influyó mucho a la hora de crear mis primeras novelas, y a día de hoy sigue siendo una de mis historias favoritas. Sé que suena atípico porque podría dar para debate el si los videojuegos se pueden considerar o no un arte. Yo soy de la opinión de que, si no ya, quizá algún día se deba, pues muchos de ellos tienen unos guiones, una ambientación o unas bandas sonoras que nada tienen que envidiar a ninguna obra de otro medio. Al fin y al cabo, son algo relativamente joven, y en su momento, cuando nació el cine, tampoco era considerado un arte, sino una rareza, un experimento visual, y pasaría un tiempo hasta convertirse en ese séptimo arte que todos conocemos.
Una película que haya cambiado tu vida, o tu forma de ver las cosas.
Qué difícil. Podría decir muchísimas películas que me encantan y que me han marcado a lo largo de mi vida… Pero si tengo que escoger una, y sólo una… tal vez elija “Your name (Kimi no na wa)”, la obra maestra de animación de Makoto Shinkai. Desde la primera vez que la vi me quedé completamente enamorado tanto del ella como del estilo narrativo y visual de Shinkai, que se ha convertido en uno de mis directores favoritos. De hecho, fue una de mis principales influencias a la hora de escribir “El sonido del silencio”.
Una escritora y un escritor de cabecera.
De nuevo, qué difícil… Me gustan muchos autores y libros de todo tipo. Como con el cine, tengo un abanico de gustos muy variado. En los últimos años lo que más leo es literatura japonesa, así que en este momento, en cuanto a escritores, supongo que diría Haruki Murakami. A veces se excede con el surrealismo para mi gusto, pero es uno de mis autores favoritos y uno de los que más me ha influido. Y en cuanto a escritoras, hace algunos años me aficioné a los libros de Amélie Nothomb. Sus obras son muy breves y fáciles de leer, tiene un estilo que casi parece de cuento, pero en realidad son muy profundas, te transmiten mucha emoción y te hacen reflexionar sobre temas bastante duros. Incluso llegué, aunque fue por casualidad, a actuar en una versión teatral de su novela “Cosmética del enemigo” junto a un compañero actor. Aún seguimos haciendo alguna función de vez en cuando por Andalucía.
También he de decir que me gustan mucho las novelas de suspense y detectives. Así que, en ese sentido, mencionaría a Arthur Conan Doyle (desde adolescente que ha encantado el personaje de Sherlock Holmes) y Agatha Christie.
“si tienes talento o te esfuerzas lo suficiente lograrás triunfar, pero la realidad, por desgracia, es otra. En muchos casos, a veces depende más de los contactos o de la suerte.”
¿Eres de los que buscas rincones especiales para escribir, o prefieres hacerlo en tu estudio?
Suelo escribir sobre todo en mi habitación, a veces con música de fondo (casi siempre bandas sonoras acordes a la escena que estoy escribiendo, pues si me pongo canciones con letra suelo distraerme).
La política es…
Algo que intento evitar siempre que puedo. Soy consciente de que hoy en día es difícil, pues parece que todo es política, y tampoco conviene, por otra parte, permanecer ajeno a lo que ocurre a tu alrededor. Pero dentro de lo que cabe intento mantenerme apolítico, especialmente en el clima tan polarizado y extremista en el que vivimos actualmente. Mi terreno es la literatura, el cine, el teatro… No soporto cuando se politiza la cultura. Claro que un libro, una película o cualquier obra artística se pueden utilizar para lanzar un mensaje o invitar a reflexionar sobre algún tema. Pero opino que estos deben ser universales, que no hay que intentar darle una lectura política a todo y que la cultura debe ser ante todo algo para disfrutar y abrir la mente, no para cerrarla.
La religión es…
Algo que, siempre que no haga daño a nadie, creo que hay que respetar, compartas o no esas creencias. Yo siempre he sido una persona más cerebral que espiritual y no practico ninguna religión en concreto. Pero si a aquellos que creen en ello les ayuda, haciéndoles sacar lo mejor de ellos o dándoles fuerza en los malos momentos, creo que es algo positivo.
Unas letras para nuestros lectores.
Gracias por leer mis palabras. Espero que la lectura haya sido medianamente entretenida. Y, si puedo decir una última cosa, a todo aquel que en algún momento se haya planteado escribir algo, le animo a hacerlo. No necesariamente para publicar o para ser escritor, sino porque creo que la escritura, como actividad, es algo que se disfruta mucho, que te ayuda a desahogar tus emociones y a conocerte mejor a ti mismo. Aunque nunca antes hayas escrito nada, aunque sólo escribas para ti mismo, yo siempre recomiendo a la gente que pruebe a intentarlo alguna vez.
Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«