Historiador y criminólogo por la Universidad Complutense de Madrid, Luis Miguel Sánchez Tostado es uno de los escritores más prolíficos de Andalucía con casi cuarenta obras publicadas y una veintena de premios literarios nacionales e internacionales.
De su extensa obra destacan ensayos como “La guerra no acabó en el 39”, “Morir por un ideal”, “La Transición oculta” o “Cronovisor”.
Entre sus novelas: “La cuarta bestia”, situada por la crítica en el quinto puesto de las 12 mejores novelas históricas de 2021, o “El insólito viaje de Brenda Lauper”, editadas por Almuzara.
De sus relatos más conocidos citar: “El Desenlace”, “Proselitismo íntimo”, “Alas cinco de todas las tardes” o “Aquel cielo carmesí”, entre otros.
«No soy de los que se enfrentan al papel en blanco con solo una brújula.»
sánchez tostado
¿De Jaén, Jaén?
Más de Jaén que las aceitunas de cornezuelo. Mi madre me trajo al mundo en el número siete de la calle Bobadilla Alta, en el castizo barrio de La Magdalena, el más antiguo de Jaén, el del lagarto. Orgulloso de mi cuna.
¿Cómo te sientes justo antes de comenzar a escribir una novela?
Con la cabeza llena de andamios, de episodios visualizados en mi paisaje interno. No soy de los que se enfrentan al papel en blanco con solo una brújula. Antes de ponerme a escribir ya me he pateado muchos senderos para documentarme.
¿Y al acabar?
Cuando entrego a la editorial las últimas galeradas y entra en máquinas, siento un poco de pena. En ese momento soy consciente de que mi “hijo” se emancipa, que ya no es mío, sino de los lectores. Entonces el sentimiento se entrevera de satisfacción y soledad, porque el goce estaba en documentarse, en el escribir, corregir, retocar, poner vida a los personajes, reír y llorar con ellos. Y los echas de menos cuando se marchan. Pero no tardas en ilusionarte con un nuevo proyecto.
Tu novela “La Cuarta Bestia” está siendo todo un éxito, ¿cierto?
Sí, y me siento muy satisfecho por su gran acogida entre los lectores y la crítica. Hace poco fue situada en el quinto puesto de las 12 mejores novelas históricas de 2021 a criterio de la prestigiosa revista literaria “Todo Literatura”. Tiene todos los atractivos de la narrativa negra con el plus añadido de estar basada en un hecho real, y además está primorosamente ilustrada por Elena Ortega Yáñez. En estos momentos se trabaja en un guion cinematográfico.
Tu ensayo “La transición oculta” no ha dejado indiferente a nadie, ¿qué nos puedes contar de este libro?
Es un trabajo de tres años de investigación en el que se aborda el lado menos amable de la Transición española, un recorrido por lo que no nos contaron, que fue mucho. Ahora sabemos más cosas gracias a la desclasificación documental, a las recientes tesis doctorales y los nuevos trabajos de investigación. Algunos episodios silenciados fueron realmente deleznables y deben saberse.
¿Y de la Transición?
Yo viví la Transición en mi adolescencia y, como todos, creí lo que nos contaron: que fue pacífica y modélica.
Cuarenta años después sabemos más cosas. No nos dijeron nada de las mil muertes violentas por motivos políticos, ni de los miles de encarcelados y cientos de torturados, ni que fueron seis, y no uno, los intentos de golpes de Estado, ni que el 23-F no fue como nos contaron y que el rey estaba perfectamente informado de la “Operación Armada”. Tampoco nos dijeron que la Transición estuvo tutelada por la CIA y por los propios franquistas que siguieron muchos años controlando los núcleos de poder. Tampoco se nos habló del terrorismo de Estado y la guerra sucia para criminalizar al anarquismo o a los movimientos autonomistas, ni el juego sucio del PSOE cuando falseó las famosas “listas de sangre” que le ayudaron a ganar las elecciones de 1982. En fin, muchas cosas.
Se suele encontrar más transparencia en los premios de menor cuantía
Sánchez tostado
¿Siempre buscas casos reales e históricos en los que basar tus aventuras literarias?
Siempre no. Mi especialidad es el ensayo histórico y este género se basa en trabajos de investigación sobre temáticas de no ficción. Pero también trabajo la narrativa de ficción. Salvo “La cuarta bestia”, que sí está basada en un hecho real, las demás novelas y cuentos son pura fantasía. Eso no quita que la trama novelada discurra en un contexto histórico real, pero no deja de ser ficción.
Eres criminólogo, pero ¿lo estudiaste para escribir sobre el tema, o realmente hubieses deseado dedicarte a eso?
No se estudia Criminología para escribir sobre crímenes. En mi caso, aprobé muy joven las oposiciones a Instituciones Penitenciarias y decidí dejar Derecho y estudiar Criminología para conocer mejor el medio en el que trabajaba. Precisamente la tesis de fin de carrera, un estudio criminológico sobre el tráfico de drogas en el Campo de Gibraltar, fue mi primer libro. La pena es que la Criminología en España tiene pocas salidas fuera de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Has ganado varios premios literarios, ¿qué nos puedes decir de los concursos, ya vienen dados de antes o en verdad se leen cada obra que reciben?
El mundo de los certámenes literarios es complejo y polémico. Se suele encontrar más transparencia en los premios de menor cuantía frente al oscurantismo, intereses editoriales y amiguismo de los de mayor cuantía dotacional. No digo que todos sean así, pero sí frecuente. Una pena.
¿Qué nos puedes decir de las editoriales y el negocio del libro?
Publicar no es fácil y, aunque lo consigas con una editorial relevante (porque las pequeñas carecen de capacidad de distribución), después tienes que competir en un mercado saturado de títulos. En España se editan 90.000 libros al año, 60.000 en papel y 30.000 en formato digital. Luego está el tema de los derechos de autor, ínfimos en mi opinión. Hay toda una industria viviendo del trabajo del escritor (editores, impresores, distribuidores, libreros, agentes literarios, etc.) y es precisamente el autor quien menos ingresos percibe: entre un 8% y un 10%, que luego se queda en un 6% tras las retenciones fiscales. Incluso algunas editoriales pequeñas y cicateras te los niegan como condición para publicar. Además el autor no suele conocer con exactitud cuántos ejemplares se han hecho de su obra, salvo en la autoedición, pero en este modelo tú tienes que hacer todo el trabajo y se falla en la distribución. Por eso solo pueden vivir de la literatura contados autores que consiguen vender tiradas con decenas de miles de ejemplares.
Has trabajado diversos estilos literarios, ¿con cuál te sientes más identificado, más a gusto?
Durante muchos años me especialicé en ensayo histórico y abordé temáticas controvertidas que nadie se atrevió a tocar como la guerra civil, la dictadura franquista, los maquis, la masonería, el exilio republicano o la Transición española. Fue un periodo obsesivo por la búsqueda de la verdad. Uno se siente más cómodo en el género que domina, pero yo soy de retos y en los últimos años he derivado hacia la novela negra e histórica, género más difícil pero muy agradecido y con más lectores.
¿Hay algún próximo proyecto que nos quieras contar?
Tengo concluida una novela breve inédita que se publicará el próximo año a la que he titulado “Tres promesas y un arrebato”. Se trata de narrativa satírica con mucho humor y crítica social. En este momento estoy escribiendo un thriller sobre los manuscritos del mar Muerto con la figura del Jesús histórico de fondo y ambientada en Palestina, Inglaterra y España.
Acabas de publicar tu trigésimo octava obra, ¿verdad?
Sí, “El insólito viaje de Brenda Lauper”, es una novela de aventuras en la que pasado y presente se fusionan a través de un original hilo narrativo y que confluyen el thriller, la novela histórica y la narrativa fantástica. Esta obra fue galardonada con un premio a la Mejor Novela Histórica y tres finales internacionales.
Eres muy activo publicando libros, ¿qué necesitas a la hora de escribir una novela o un ensayo?
Duermo poco y madrugo mucho. Las primeras horas de la mañana son muy productivas, pero necesito dos elementos irrenunciables: soledad y silencio. Sin ellos me cuesta concentrarme.
Para escribir, ¿necesitas huir o prefieres el hogar?
Me siento más cómodo en el estudio de casa. Dispongo de silencio, una biblioteca generosa y un rincón agradable para leer. Fuera de este entorno me disperso un poco, o rindo menos. Lo que sí me gusta es visitar los sitios donde se va a desarrollar la trama de algunas de mis novelas, documentarme sobre ellos, incluso conocer de primera mano experiencias de mis propios personajes, circular por sus espacios físicos, oler, ver y sentir por ellos.
Fuiste funcionario de prisiones, ¿cuánto de literatura hay en la cárcel?
Literatura puede haber en cada experiencia vital, pero algunas vidas arrastran dramas sobrecogedores que superan la realidad. La cárcel es una cantera de vidas truncadas. Pero no hace falta entrar en una prisión para encontrar historias de novela o de película, sólo hay que mirar a nuestro alrededor. En cada persona existe un universo por descubrir. Cada uno de nosotros guarda episodios que nos impactaron, miserias y grandezas que podrían plasmarse en un poemario, una novela, una película o una obra de teatro.
¿Y en la masonería?
Solo tengo un libro sobre masonería que escribí junto a José Manuel Higueras Lorite. Es un ensayo sobre su historia en Jaén. En países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia pertenecer a la masonería es algo prestigioso. El general Franco, que quiso ser masón y no lo aceptaron, tras la guerra civil se vengó e inició una caza de brujas encarcelando y fusilando a muchos masones. Equiparó a las logias masónicas como sectas satánicas asociándolas al secretismo y la conspiración. La pena es que todavía hay quien cree en esas patrañas por desconocimiento.
¿Y en el sindicalismo?
El sindicalismo consiguió grandes logros en las condiciones laborales de los trabajadores, aunque ahora esté en horas bajas. Fui delegado sindical durante los ochenta y fue muy sacrificado. Me siento orgulloso de las conquistas conseguidas en aquel tiempo.
¿Qué opinas de la política actual y de los políticos?
La política es imprescindible para el gobierno de las sociedades, más aún en las democráticas. Pero no me gusta la política actual de cucurucho, de los palos en las ruedas, del “y tú más”. Menos aún los políticos resentidos y faltones con nula empatía. No todos son así pero, los que sí, deterioran la imagen de la clase política, que debería ser honrosa y modélica. Mi percepción es que sobra populismo y partidismo y falta respeto y sentido de Estado por el bien común. El radicalismo político y el supremacismo secesionista, me dejan sin fuerzas. A veces pienso que no hemos aprendido nada de nuestra propia historia.
¿Nunca pensaste entrar en política?
Me lo propusieron en un par de ocasiones. Una en Algeciras en los años noventa. Otra en Jaén hace dos o tres años. No acepté porque carezco de cualidades imprescindibles en política como la templanza y la paciencia para encajar críticas desmedidas y deslealtades de tu mismo equipo. No llevo bien la hipocresía, tampoco la disciplina de partido porque pienso que menoscabaría mi libertad en manifestar lo que pienso, y a eso nunca renunciaré. Y como no me callo ni debajo del agua, sería un sinvivir.
¿Es cierto que tuviste problemas con algún miembro de ETA en la cárcel?
Primero fue con los cárteles de la droga en 1990 cuando salió mi libro sobre el tráfico ilícito en el Campo de Gibraltar. Me amenazaron de muerte, solicité la intervención de los teléfonos y llevé escolta un tiempo. Años después, ya en la prisión de Jaén, sufrí amenazas de un miembro de ETA. Tuve que cambiar la matrícula del coche e informar a la Dirección General. Finalmente lo trasladaron. Fueron años difíciles.
Un y una escritor/a que recomiendes a nuestros lectores.
Me gusta Borges, aunque Miguel Delibes es mi debilidad. “Los santos inocentes” es una obra de arte.
“Queman libros” y solo puedes salvar uno, ¿cuál sería?
Con lo de “quemar libros” me ha venido a la cabeza “Fahrenheit 451”, la novela distópica de Ray Bradbury. La pregunta no es fácil. Si fuera creyente salvaría la Biblia. El Nuevo Testamento es un bellísimo propósito literario cargado de valores, inspirado en un personaje histórico que probablemente existió, a quien los autores nunca conocieron, que no tuvo los poderes sobrenaturales que le adjudicaron y sobre el que levantaron una nueva religión haciéndolo coincidir con las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Sin embargo, los fascinantes mensajes en torno al amor, la humildad, la solidaridad, el altruismo, la justicia o la tolerancia, vendrían muy bien para empezar de cero en una sociedad embrutecida por la ausencia de libros tras una quema masiva. La Biblia es el paradigma de cómo la literatura de ficción influye en la vida de millones de personas. Otra cosa son las retorcidas interpretaciones de la Iglesia que adaptó aquel hermoso texto a sus intereses. Pero como no soy creyente, salvaría “El Quijote”, que transmite valores esenciales y criterios universales desde el librepensamiento para mejorar nuestras relaciones con los demás, que falta hace.
¿Qué opinas de que en la escuela ya no se estudie filosofía?
En mi Bachillerato, la mayoría de las asignaturas me aportaron conocimientos, pero la Filosofía fue la única que me hizo pensar por mí mismo. La Filosofía es la puerta de entrada al pensamiento crítico, al debate, a la argumentación, al conocimiento, a las dudas existenciales, a la búsqueda de la verdad, a distinguir lo justo de lo injusto, es decir a la libertad. Fue un error eliminarla como asignatura obligatoria y me parece acertada su restitución. Creo que es más necesaria que nunca.
La religión es…
Una convicción hacia lo divino que, siendo legítima, debería circunscribirse al ámbito privado de lo íntimo, del fuero interno y de los templos. Fuera de ahí se incurre en el adoctrinamiento, que algunos llaman apostolado. No deberían estar en los centros de enseñanza. Yo formalicé mi apostasía hace muchos años porque no deseo pertenecer a ninguna religión, pero respeto a los creyentes.
¿Alfa u Omega?
Los que me conocen no dudan en encasillarme como Alfa, pero hay algunas cualidades de los Omega, incluso de los Beta, en las que me veo reflejado. De todas formas no creo en los estereotipos ambivalentes: alfa u omega, blanco o negro, cara o cruz, homo o hétero. El ser humano es extremadamente complejo para encasillarlo en opciones tan simples.
Si te pidieran elegir un color que fuese reflejo de tus obras literarias, ¿cuál sería y por qué?
Tal vez el verde oscuro, como la portada de “El insólito viaje de Brenda Lauper”. Es el color de las profundidades marinas asociado en mi caso a la búsqueda de la verdad en las honduras de la historia, incluso del misterio abisal de la muerte, el trascendente desasosiego que supone el desconocimiento del más allá después de la vida física. Esa obsesión por conocer aparece en algunas de mis obras.
¿Sol de invierno o lluvia de verano?
Sol siempre. Sé que la lluvia es bucólica e inspiradora, peroamíelsolylaluzmedanvida,mecarganlas pilas.
Un rincón especial para inspirarse.
Me gusta leer y tomar notas frente al mar, cuando amanece y la playa está desierta. Madrugo mucho
y lo hago siempre que puedo. Cuando acuden los bañistas me piro.
Un rincón de Jaén que sea único para perderse y leer o escribir.
Me sobrecoge el silencio reverente de Otíñar, del barranco de la Tinaja. Aunque aquel fascinante entorno invita más a la contemplación que a la escritura. Me cuesta escribir o leer en lugares de gran belleza porque me atrapan como un imán. En la playa es distinto porque la cadencia de las olas te marca un ritmo constante, como un diapasón.
Una época de la historia ideal para escribir novelas.
El siglo XIX es un periodo recurrente en las narrativas históricas. Es atractivo por su romanticismo, el realismo, la literatura finisecular, la revolución industrial, la inestabilidad social, sus guerras, las rupturas con las monarquías absolutas, etc. Pero la calidad de una novela viene determinada por la solvencia literaria del autor, así que cualquier etapa puede ser buena.
Tus novelas son muy cinematográficas, ¿te inspiras en ese arte?
No me inspiro en el cine. De hecho veo menos cine del que me gustaría. Generalmente son las artes escénicas las que se inspiran en la literatura con sus adaptaciones. Se dice que una novela es cinematográfica cuando reúne elementos atractivos para el séptimo arte: trama sugerente, acción trepidante, intrigas, suspenses, pasiones… Pero, salvo los guiones cinematográficos o el género dramático, no creo que el novelista se inspire en el cine para escribir, simplemente hay novelas más cinematográficas que otras.
Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos