
Nacido en Andújar hace unos pocos años ya. Empezó a escribir siendo muy joven. Ganó un par de concursos literarios en los años ochenta y después cesó de escribir, que no de leer. Dejó de ser feliz e indocumentado y pasó a convertirse en un activo contribuyente. Cuando pudo dejar de preocuparse por lo que iba a comer su familia el día siguiente, regresó a la escritura.
“Los premios literarios, cuando son pequeños, no
Luis Valverde
cambian la vida del autor ni su acceso a las grandes
editoriales, pero suponen una inyección de moral”
Tu nueva novela se llama “Milhombres”, ¿qué nos puedes contar de ella?
“Milhombres” es una historia sobre la lucha contra la adversidad desde la dignidad humana, vertebrada sobre una historia de amor que lleva al protagonista, un adolescente, al descubrimiento de la crueldad de la vida y de la imposibilidad del amor. También es un homenaje a todas aquellas madres que, sin hacerse notar, organizaban el mundo de sus maridos y sus hijos con una lucha callada y necesaria para que la vida fluyera con normalidad.
¿Cómo está siendo la distribución, dónde podemos encontrarla para comprarla?
La novela se puede adquirir en cualquier librería por encargo, en las plataformas digitales más importantes: Amazon, Casa del libro, Corte Inglés, Agapea, y por supuesto en la web de Aliar ediciones.
“Diana, amor mío” es otro de tus títulos, ¿qué nos cuentas en esa historia?
Es la historia de una persona que se rebela contra los convencionalismos, contra qué es lo esperable en cada etapa de la vida. Es la historia de un hedonista que aspira a la felicidad a través de la ausencia de perturbaciones, pero la sociedad y su entorno deciden por él hasta llevarlo a buscar un camino personal que nada tiene que ver con lo que se espera de él. Es una reflexión en clave irónica y sarcástica sobre los moldes sociales y culturales, sobre la imposición de la búsqueda de la felicidad. Transcurre en la ciudad de Jaén, en escenarios citados y velados, pero todos reconocibles, porque la universalidad de las peripecias humanas reside en la singularidad de lo cotidiano.
No pudiste publicar la novela antes de su estreno (esta pregunta no acabo de entenderla, publicar antes de estreno, en libros no se habla de estreno, no lo entiendo) por circunstancias personales, ¿cómo fue el estreno y el sacarte esa espina?
Supongo que te refieres a “Milhombres”. Esta novela la terminé en un momento muy doloroso de mi vida, quizá por ello planea sobre ella ese halo trágico que de alguna manera determina el final de la misma. El proceso creativo, dilatado en el tiempo, refleja diferentes estados de ánimo plasmados en períodos ilusionantes y lúgubres reflexiones sobre el proceso mismo del acto creativo, del doloroso tránsito de la adolescencia a la vida adulta, de la felicidad a la tristeza. Todo ello enmarcado en la inclemencia de la pobreza. La novela “Milhombres” es visceral y evocadora, reflexiona sobre las carencias afectivas y la dureza de la vida, en un entorno cargado de realismo social, no por casualidad está ambientada en la sociedad española y rural de 1975, un año con un profundo simbolismo, donde el protagonista enfrenta un destino impuesto por el entorno socioeconómico, donde se refugia en el espejismo de un amor idealizado que se eleva a la categoría de solución vital y que conlleva la pérdida de la inocencia, inmerso en un día a día marcado por la adversidad, la violencia y la búsqueda de la identidad.
En esta novela hay una parte muy importante de mi propia vida. Y la perspectiva con la que la afronté, la dotó de esa parte desencantada y cruel que aflora tras cualquier proceso de recomposición tras la devastación. Su conclusión en la primavera de 2023, supuso para mí una catarsis.
Tienes aparte dos novelas más, cuéntanos algo sobre ellas.
Mi primera novela se titula “Viaje de vuelta” y trata sobre la confrontación de dos maneras opuestas de ver la vida, encarnadas en dos hermanas cuyos intereses distintos chocan y desencadenan una hostilidad insalvable entre ellas. Como en cualquier relación humana, los medios para defender las diferentes posturas implican un posicionamiento sostenido por los recursos que cada persona posee y aquí entra en juego el egoísmo y la falta de tolerancia hacia las visiones distintas, lo que lleva, inevitablemente, al daño del contrario. Hay un soterrado sentimiento de venganza contra la imposición, contra los roles, contra los estereotipos. Una apuesta por la plenitud de la vida sin cortapisas, asumiendo el peaje que eso conlleva. Pero, como creo que los sentimientos terminan imponiéndose a cualquier confrontación, surge el relato del perdón y la hermosa historia que lo acompaña. Sin perdón no puede darse la vida ni se puede avanzar en la historia. En el perdón hay amor.
Después publiqué un libro de relatos titulado “El verano que vino Serrat”. No se trata de una mera compilación de historias, sino que, siendo totalmente independientes, están unidas por un hilo conductor, que no es otro que la fatalidad entendida en el sentido que proclamaba Cortázar, es decir, cómo desde tiempos ancestrales hay procesos que se cumplen a pesar de todos los esfuerzos por evitarlos. Los personajes están supeditados a un destino fatal irrevocable y aquí resuena la percepción de la fatalidad de la cultura clásica.

«Espejos» es otro de tus libros, ¿qué le dices a tu «yo» que se ve reflejada al otro lado del espejo?
Dependiendo de la repercusión mediática, los premios pueden determinar la vida de un escritor, sobre todo si en ese premio confluye el dinero y el patrocinio de la cultura oficial. Algunos premios literarios, como el libro entendido como obra de creación artística, están muy devaluados. Las lecturas predominantes se ajustan a unos cánones que marcan las editoriales que, como empresas, están orientadas al beneficio, lo que no quiere decir que no se haga buena literatura, sobre todo en editoriales pequeñas que apuestan por las voces nuevas e innovadoras. Es curioso que los ganadores de los premios más difundidos sean autores y autoras conocidos por su trabajo en los medios de comunicación.
Los premios literarios, cuando son pequeños, no cambian la vida del autor ni su acceso a las grandes editoriales, pero suponen una inyección de moral y reconocimiento que ayuda en la creación de la literatura. Ganar un premio, a veces, es más una cuestión de encajar en los gustos del jurado que una cuestión de calidad
He leído por ahí que eres escritor sobre todo por tu abuelo, cuéntanos eso.
Mi afición por la lectura y después por la escritura nace en mis primeros años de vida, cuando mi abuelo, en las tardes interminables de la jubilación, sentado en una mecedora las más de las veces, leía novelas de Estefanía y de los grandes narradores franceses de los siglos diecinueve y veinte con una fruición impropia de un hombre que no había tenido acceso a ninguna clase de formación académica. En esta última novela hay un pequeño homenaje a su figura. Pero, además, gozaba del privilegio narrativo propio de los juglares. Sabía adornar sus historias con adjetivos precisos, darles el tono que nuestra expectación de niños requería, manejaba los tiempos, los silencios y los giros como un auténtico juglar. Era capaz de improvisar variantes y finales distintos para un mismo relato, lo que daba cuenta de su manejo de los recursos narrativos. Para mí ha sido el referente de mi vida y de mi afición por esto de escribir.
¿En qué te inspiras o qué te inspira para escribir tus novelas?
Yo empecé en esto de la literatura escribiendo relatos durante muchos años porque era el género que mejor se adaptaba a mis fuentes de inspiración, que provenían de la observación de mi entorno y de la lectura de los grandes contadores de cuentos latinoamericanos primero, y norteamericanos después, y finalmente de los escritores españoles del siglo veinte y los actuales, que son muchos y muy buenos. Para mí la inspiración está en las historias cotidianas en las que subyacen las verdaderas experiencias y sapiencias de la vida, en la mirada nueva y fascinante sobre los actos inadvertidos por triviales, en la épica de la supervivencia, en la heroicidad del amor, en la belleza de un paisaje, en una canción, en el alma de una mujer. Normalmente, durante el proceso creativo, debido al caos consustancial que me acompaña, la idea se transmuta y se viste con diversos ropajes, hasta que la sensatez reclama su preponderancia, y el caos se ordena hasta revestir una cierta estructura. Como lo único que tengo claro cuando escribo es el principio y el final y la voz del narrador, me permito crear meandros con las tramas y los personajes, a los que siempre les pongo el nombre de conocidos para que me sea más fácil crear su psicología. Habitualmente uso la prolepsis para iniciar las narraciones, ya que me permite hacer variantes con los acontecimientos adelantados.

¿Qué te dice la palabra novela de autor?
Para mí esa expresión significa experimentación, descubrimiento, independencia. Salirse del discurso y encorsetamiento propugnado por las escuelas de escritura creativa que tanto bien y tanto mal están haciendo a los diferentes géneros literarios. Novela de autor es buscar nuevos caminos narrativos, proponer nuevas visiones de los temas básicos y eternos de la literatura, revisar los géneros, dinamizarlos, abrirse a otras maneras de entender las historias utilizando los recursos cambiantes que de forma tan acertada está usando el lenguaje cinematográfico.
¿Cómo es ser escritor en Jaén?
Supongo que en esta sociedad de tecnología digital y de comunicación masiva, exceptuando los eventos y las actividades culturales mediáticas o cercanas e íntimas de las grandes capitales, ser escritor en Jaén es padecer el canibalismo endogámico de cualquier otra ciudad con sus autores, la misma exclusión de los canales adoctrinados y masivos inherentes a las sedes del poder cultural detentado por las instituciones oficiales y de los medios de difusión y comunicación afines, recibir el desdén de las estructuras próximas a los centros de poder, soportar la recurrente apropiación de la cultura por los personajes públicos y desvergonzados que tanto la canonizan y desprestigian convirtiéndola en un aderezo más del ocio, invalidando su carácter reivindicativo de la creación de la conciencia socialmente crítica. Ser escritor en Jaén es tener la suerte de vivir en un lugar lleno de historia y de naturaleza, de personajes que pululan por la calle ofreciendo ideas, de disfrutar de los placeres de la vida, de vivir alejado de la esclavitud de la imagen y de la cátedra. Ser escritor en Jaén es un lujo.
¿Tienes proyectos nuevos en mente?
Bueno, este año he escrito varios relatos que se me han impuesto y me han obligado a escorar a un lado la nueva novela en la que estoy trabajando y que es una metáfora de la niebla que nos envuelve y que nos impide ver nuestro entorno con claridad; una niebla que surge del adocenamiento, del convencionalismo y de las imposiciones estéticas y consumistas, del dogmatismo, del pensamiento único, de la post basura cultural, del patriarcado y sus modelos caducos sobre el amor y la familia, de la dominación, de la apatía a la que parece que nos conduce esta sociedad nihilista que tanto aborrece la historia y sus enseñanzas.
Cuéntanos un sueño y una pesadilla de Luis Valverde.
Mi sueño sería viajar a Nueva Zelanda a conocer los escenarios de “El señor de los anillos” en compañía de alguien que lo disfrutase como yo. Mi pesadilla es el conformismo, la normalización de lo anormal, los fundamentalismos a que nos lleva el populismo de cualquier clase, el sectarismo, la manipulación política, el individualismo insolidario, la falta de humanidad y empatía hacia lo distinto, la pérdida de la diversidad.
¿Dónde encuentras la felicidad?
En la belleza en sus diferentes manifestaciones, en la literatura, el cine, el teatro, en la música, en la conversación, en la amistad, en los viajes, en la cerveza… en una mirada, en un abrazo, en un beso, en mi hijo.
¿Qué te sugiere la palabra libertad?
La soledad o la compañía elegida, el respeto por la opción. El cuadro de Delacroix. Tengo que remitirme a Cervantes para citar la más bella definición que se ha hecho sobre ella: La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Una escritora y un escritor de cabecera.
Esta es una pregunta muy difícil de contestar porque son muchos. Pero si tengo que elegir: Sara Mesa y Julio Cortázar. (Y Pessoa)
Una película que sea importante para ti.
Otro reto difícil: Manhattan, de Woody Allen. No puedo omitir Perfect Days, de Wim Wenders
En un hipotético fin del mundo te piden que salves una sola obra de arte, ¿cuál elegirías y por qué?
Salvaría “El jardín de las delicias”, de El Bosco, porque en él está todo lo que se necesita saber para entender el sentido de la vida.
Unas palabras para nuestros lectores.
Agradecerles el tiempo que hayan dedicado a la lectura de esta entrevista; que apoyen a los escritores de su tierra, que hagan de la lectura su escudo frente a la apatía porque es el mejor modo de salvar la dignidad y protegerse de las miserias, y porque es la mejor forma de conocer a otros, de charlar con otros y, sobre todo, porque leer es una declaración universal del aprendizaje y de la tolerancia, es el impulso de la libertad y porque cuando lees, es indiferente la ciudad en la que vives y la posición que tengas, y eso te iguala a los demás porque tienes la misma oportunidad de hacerte sabio y enriquecer la vida de los que amas y de los que te rodean.
¡Ah, y que en Andújar tienen un amigo!

Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«








