
CARTA DEL DIRECTOR.
AGRADECIDO.
Luisje Moyano.
Ser agradecido es de bien nacido.
Con este dicho crecí, mi madre se encargó de que la educación, el respeto y el agradecimiento estuvieran presentes en nuestras vidas, y así lo he trabajado yo, para que en el paso por esta vida no esté presente ni el odio, ni el rencor.
Por ello; gracias a la vida, a mi madre, a mi padre, a la luz de cada mañana, a la lluvia que riega gustosa mi rostro, al pulso rojo que empapa el corazón, a mis sobrinas que con su sonrisa me reciben, a mi hermano que es puro cariño, a mi familia, a la tierra que piso, al trabajo que me da un pedazo de pan, al pan por expandirse por mi paladar, a mi gusto por agradecer el buen vino, a la uva y a los pies que la pisan, al labrador que rasga la tierra para echar su simiente, a la simiente que nos alimenta y nos hace crecer, a mi estómago porque en sus curvas gruesas y delgadas hacen la digestión que me mantiene vivo, a mis ojos que me hacen ver cada atardecer, a la tarde que se acuesta a la sombra de la luna, a la luna por saber interpretar cada línea que sale de mi mente, a mi extensa mente por saber encontrar el equilibrio, a la balanza, a la maza, al cincel, a la escuadra y el compás por saber trazar mapas y edificaciones donde crecer, a las catedrales, al nivel que nos da serenidad, a la plomada que colgada nos descuelga del ego, a la respiración y a los pulmones, a la trazada en el papel, al gran arquitecto del universo, a Cristo y a Buda, a Fidel y Maradona, a Jabugo y Rioja, al Málaga CF y al Inter de Jaén, a las cosas banales y a las más importantes, a la amistades que son como hermanos y los hermanos con los que camino cada despertar, al vitriol, a la esperanza y la fraternidad, a los que ya no están pero realmente sí que están, al cine y al teatro, a la ópera y los libros, a Lorca y Machado, a Saramago, Lope y Calderón, al tacto que hace que sienta tu piel, a la piel lisa por ser agradable, a la piel rugosa por ser reflejo de sabiduría, al amor, a Barcelona, Jaén, Málaga y San Sebastián por haberme dado cobijo y cariño, cultura, razonamiento y estudio, al mar y sobre todo a la montaña, otoñal y salvaje, al oso por su enormidad, a la hormiga por su humildad, a la abeja por su generosidad, al quebrantahuesos por ser tan especial.
En definitiva y como decía la canción “gracias a la vida, que me ha dado tanto”, y yo añado, que me está dando tanto.
— Luisje Moyano