Nací en Madrid, el 18 de mayo de 1975. Siempre he sido una lectora voraz, los libros me han robado miles de horas de sueño.
Mantengo desde muy niña una liturgia especial cada vez que comienzo una novela: acaricio sus tapas, recorro sus páginas sin leerla, para percibir el olor del papel y la tinta…
Imagino historias desde que tengo capacidad de recordar y las plasmo en un papel desde que aprendí a escribir, en forma de relatos cortos y cuentos. Escribo para experimentar otras vidas e invitar a otros a que las lean y también las vivan.
He ganado el primer premio del concurso de relato breve convocado por el Club Iberia con mi relato “La boda de mi mejor amiga” en 2015 y el segundo premio con mi cuento “El escondite” en 2012. Puedes leerlos en mi Facebook.
Buscándome tras tus pasos es mi primera novela.
«hay muchas clases de miedo que pueden sentirse a lo largo de la vida. Cuando era adolescente sentía ese miedo irracional a lo sobrenatural.»
Carolina de las heras
¿Qué sentiste al publicar tu primera novela?
Pufff… Recuerdo especialmente la primera vez que tuve entre mis manos un ejemplar de “Buscándome tras tus pasos”. En ese momento pensé que iban a leerlo personas que no me conocían, que seguirían los pensamientos y las decisiones de Rebeca, de Elena, de Álvaro… Llevo toda la vida escribiendo y por primera vez veía mis historias en formato novela. Por suerte he tenido muchas satisfacciones en la vida, pero tengo que decir que ésta ha sido una de las mejores cosas que me ha sucedido nunca.
Una historia que ocurre en su mayoría en Asturias, ¿por qué allí?
Me encanta Asturias, sus aldeas, sus prados, sus gentes. La primera vez que estuve allí tenía catorce años y me enamoré de esos paisajes. Asturias es un escenario único y, cuando empecé a pensar en la novela no se me ocurrió un escenario mejor. Lo hice por mí, por disfrutar yo, porque, como digo siempre, escribir me permite experimentar otras vidas. Y yo querría haber vivido también en un pueblo de Asturias, como Rebeca y en una casona como La Antoxana.
Además hay un poquito de bable, ¿alguna relación con ese dialecto? ¿Qué te ha llevado a usarlo?
Sí, me daba algo de miedo hacerlo, pero tengo la suerte de tener en mi vida una persona maravillosa a la que quiero muchísimo, nacida en Oviedo, y le pedí que me echara una mano con el bable, que ella conoce, porque creí que le daría mayor verosimilitud a la historia. Una de mis grandes preocupaciones al escribir es la honestidad con el lector, tengo que ser capaz de conseguir que todo lo que cuento sea creíble. Y utilizar el bable me pareció que ayudaría a conseguir ese efecto.
El pueblo donde ocurre la historia se llama Lluvero, ¿existe?
No, tanto el pueblo como su nombre son ficticios, aunque creo que existen familias asturianas con el apellido Lluvero. Pero puedes recorrer cualquier pueblo o aldea asturiana que podrás encontrar acantilados, caminos, playas de guijarros, incluso casas como La Antoxana.
La Antoxana, ¿por qué ese nombre?
Necesitaba que la casa tuviera un nombre autóctono, tradicional de Asturias, perteneciente al mundo rural.
La antoxana es un espacio o un terreno de la casa, que la rodea o se sitúa delante o frente a la fachada, constituyendo un anejo inseparable.
Históricamente se ha utilizado para referirse a un lugar de esparcimiento, descanso, tertulia, siguiendo las costumbres rurales.
Por su sonoridad (en una lengua asturiana, la x no se pronuncia tan fuerte como lo hacemos los madrileños, por ejemplo), y por su significado, me pareció el nombre perfecto para el caserío, protagonista por excelencia de “Buscándome tras tus pasos”.
La Antoxana es un caserío enorme que al imaginarme dentro, como lo está Rebeca, me agobia, me turba, me deja sin aliento, ¿conoces o has vivido en algún lugar así o que te haya transmitido esos sentimientos?
No, no conocía ningún lugar así, pero en uno de mis viajes a Asturias, después de escribir la novela y de imaginar y describir la Antoxana, encontré una casa en una aldea donde veraneamos que parecía propiamente haber sido sacada de “Buscándome tras tus pasos”. Era como si la hubiera visto antes de escribir sobre ella, pero la realidad es que la casa que vi era antigua, probablemente tanto como la verdadera Antoxana.
No he conseguido entrar y verla por dentro, quizá alguno de estos veranos me atreva a llamar a la puerta, anhelando que Elena o Rebeca me abran la puerta y me dejen pasar.
Me gusta mucho la atmósfera que creas, ¿en qué te inspiras?
Una de mis novelas favoritas es “Rebeca”, de Daphne du Maurier, que Alfred Hitchcock llevó a la gran pantalla en 1940. Una de las protagonistas de esa novela es Manderley, una mansión inglesa impregnada por el recuerdo de Rebeca. Esa mansión me inspiró al imaginar La Antoxana y elegí el nombre de Rebeca por esa novela, que recomiendo a todo aquel que no la haya leído.
También he leído mucho a Ágatha Christie, para mí la mejor escritora de suspense de todos los tiempos, y admiro su capacidad de sorprender al lector con finales imprevisibles.
¿Cuándo y por qué fue la última vez que sentiste miedo?
Bueno, hay muchas clases de miedo que pueden sentirse a lo largo de la vida. Cuando era adolescente sentía ese miedo irracional a lo sobrenatural. Tenía miedo de dormir sola a oscuras, me daban pánico los cementerios (a la vez que me atraían muchísimo y lo siguen haciendo). Al madurar, empecé a tenerle miedo a otro tipo de cosas y desde que soy madre, siento miedo a que algo les ocurra a mis hijos o a caer enferma.
Pero tengo que reconocer que ese miedo infantil a los fantasmas aún no me ha abandonado, ahora lo tengo controlado, pero todavía siento respeto por las casas antiguas y por los cementerios. Me gusta visitarlos (siempre de día) y leer las inscripciones de las tumbas, a veces encuentras cosas sorprendentes en las lápidas, epitafios. Son lugares mágicos, me atraen y a la vez me inquietan.
«escribir me permite experimentar otras vidas»
CAROLINa DE LAS HERAS
¿Alguna vez has perdido el rumbo?
Soy una persona bastante estable y algo rígida. Me gusta tenerlo todo controlado, a veces demasiado. Sin embargo, escribiendo no lo soy, me sucede todo lo contrario, nunca tengo cerrado cómo van a terminar las historias que escribo. Sí, sé hacia dónde quiero dirigir la historia, pero por el camino se me ocurren alternativas, surgen ideas nuevas, diferentes, y las voy incorporando sobre la marcha. Voy inventando personajes según los voy necesitando, porque la trama lo requiere, para darle sentido y verosimilitud, para cerrar el círculo.
¿Te gustan las miradas de las personas de ojos azules o eres más como la protagonista?
Mi madre y mi hijo mayor tienen los ojos azules. Claro que me gustan. A Rebeca no, porque posee un locus de control externo, es decir, ella tiene el convencimiento de que no maneja las riendas de su vida y casualmente su madre y su pareja, ambos grandes manipuladores, tienen los ojos azules, algo que Rebeca identifica rápidamente como el punto en común de ambos, cuando en realidad son otros aspectos de la personalidad de cada uno los que les hacen ser tan parecidos.
Rebeca y yo no tenemos mucho en común, fue un verdadero reto ponerme en su piel. Es una mujer con una gran inseguridad, consecuencia de una infancia carente del cariño de su madre, todo lo contrario a la mía, en la que mi madre fue mi refugio, mi lugar seguro, mi modelo a seguir.
Pero hay algo que sí me gusta mucho de Rebeca: su deseo de cambiar, de darle la vuelta a su vida y de buscar la felicidad. Es mucho más valiente de lo que ella cree y a lo largo de la novela, eso se va evidenciando.
Eres más de buscar rincones para escribir o prefieres la casa y estudio.
Para escribir necesito silencio y tranquilidad y eso lo suelo encontrar en casa. Cuando no ha sido así he probado a irme a otros sitios, bibliotecas, cafeterías… Pero me distraigo, me gusta mucho observar a la gente y eso hace que no me concentre en escribir si estoy rodeada de personas. Mi momento preferido es la noche, cuando todos duermen.
¿Algún proyecto nuevo de literatura?
Sí, empecé una nueva novela durante el confinamiento, en mayo de 2020, y la terminé en octubre del 21. Me he divertido muchísimo con ella y estoy muy satisfecha con el resultado.
Es diferente a “Buscándome tras tus pasos”. Cuando escribí mi primera novela era un proyecto para mí, muy íntimo, aunque luego finalmente fuera publicada, no la escribí pensando que lo fuera a ser. Creo que eso se percibe de alguna manera en mi forma de escribir. Mi segunda novela es más madura, más profunda. Me he atrevido con un protagonista masculino, y ha sido toda una experiencia porque tenía que ser un hombre real, creíble, y yo soy una mujer y no quería que se notara que había una mujer detrás escribiendo sobre los sentimientos de un hombre. Eso me ha preocupado mucho durante todo el proceso de creación del personaje.
La novela se titula “Rojo intenso” y esta vez me ha llevado a tierras navarras, tierras de vides y caseríos y tiene en común con “Buscándome tras tus pasos” que se narran historias en dos momentos temporales diferentes, en este caso, los años de la posguerra en España y la actualidad.
¿Por qué crees que las personas deben pararse a leer tu novela?
En primer lugar, leer es maravilloso, una buena novela es capaz de transportarte a otras vidas, hacerte sentir lo mismo que siente el protagonista, ponerte en situaciones que quizá nunca hubieras imaginado. Y “Buscándome tras tus pasos” es una novela con magia, te hace desear que La Antoxana exista de verdad, y poder recorrer sus habitaciones, descubrir sus rincones desde la perspectiva de cada una de las protagonistas. Es una novela que respeta al lector, es honesta con él y le permite interpretar, concluir e incluso decidir cuál es la clave de toda la historia. Yo he sido y soy una lectora voraz y en “Buscándome tras tus pasos” escribo pensando en el lector, mostrándole la historia como me hubiera gustado que me la mostraran a mí, como lectora.
Enhorabuena por tu libro, me ha encantado, me parece bellísimo, de buen pulso, buena atmósfera y muy buenos personajes. Te animo a que sigas con la escritura. ¿Algunas palabras para esa gente que nos lee y que no se atreven a dar el paso para escribir su primer escrito?
Gracias Luisje, es una gran satisfacción escuchar tu opinión sobre “Buscándome tras tus pasos”, me hace muy feliz. Quiero aprovechar para agradecerte tu interés por mi obra y darme la oportunidad de darla a conocer a través de tu revista.
A cualquier persona que en algún momento haya sentido la necesidad de escribir, de enfrentarse a un papel en blanco y darle forma a una historia, transmitir un sentimiento, una vivencia… Les diría que empezaran escribiendo algo y haciéndolo como a ellos les hubiera gustado que se lo contaran. El escritor ha sido siempre antes un lector, por lo que lo primero que tiene que hacer es disfrutar leyendo lo que ha escrito.
Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos