Mercedes Fisteus nació en Villablino (León) en 1995, especializándose como jurista laboral por la Universidad Complutense de Madrid.
Inició su carrera literaria al publicar su primera novela,“Dentro de dos años ” (Premio Ateneo Joven de Sevilla 2019) , y la prosiguió con el ensayo novelado“ La hechicera errante. La bruja en las leyendas y el imaginario popular ”
(Algaida, 2023) .
Durante algunos años ha impar t ido diversos cursos en la UNED de Ponferrada sobre mitología comparada, tradición oral , escritura creativa y temas jurídicos . Actualmente trabaja en el ámbito político y cultural en su pueblo natal.
“La población lo mismo perseguía brujas que acudía
Mercedes Fisteus
a hechiceras de pago.”
“La hechicera errante”, ¿qué nos puedes contar de este ensayo sobre las brujas?
Es mi último trabajo, uno que surgió a raíz de unos cursos en la UNED. Después de mi primera novela, que trataba sobre la caza de Salem, me di cuenta de que faltaban explicaciones globales no solo del fenómeno de la brujería, sino de la figura mitológica en sí. Solo a través de un estudio comparativo universal podemos averiguar por qué nos imaginamos a la bruja de cierta forma, y de dónde viene esa fascinación por la misma.
El ensayo, para acercarlo al público, se presenta de forma novelada. Nuestra protagonista es una hechicera inmortal que viajará por tiempos y países, contando su experiencia y la evolución de la magia en el mundo.
Te documentaste mucho para escribir esta novela, ¿qué sorpresas te has encontrado al rebuscar en tanta documentación?
Documentarse sobre la bruja es fácil, porque hay muchísima información, pero lleva mucho tiempo ordenarla. Hay muchos estudios, pero también mucho material artístico que ha ido cambiando la imagen de la bruja en el imaginario social. Sorpresas hay muchas, más allá del misterio que baila entre las leyendas. Me sorprendió especialmente la instrumentalización de los juicios, el cinismo de la población (que lo mismo perseguía brujas que acudía a hechiceras de pago) y el origen de símbolos como el caldero o el sombrero picudo. También hay elementos fascinantes, como la diferencia entre norte y sur, o el origen común de hadas y brujas, que tan diferentes parecen en los cuentos.
“Dentro de dos años”, otra de tus novelas, cuéntanos, ¿de qué va?
Es una reescritura de los juicios de Salem, que son los más famosos, desde el punto de vista de uno de los magistrados. Es una novela que gira sobre el arrepentimiento, pero que no se olvida del elemento mágico y que procura acercar la historia a terreno español. La trama se sustenta sobre una de las preguntas que todos nos hacemos alguna vez en la vida: ¿qué haría si pudiera volver atrás en el tiempo?
Con esta última novela ganaste el premio Ateneo Joven de Sevilla, ¿los premios cambian tu perspectiva a la hora de escribir?
Impulsó mi carrera y me dio la alegría de mi vida, pero es importante no quedarse en los premios, seguir avanzando. Desde luego, la promoción que te da un certamen de ese calibre hace que conozcas mucho mejor el sector, y que te juntes con compañeros y con doctrinas de las que aprendes mucho. La responsabilidad de dar la talla después de un premio es bastante grande, por otra parte.
¿Por qué te atrae tanto el mundo de las brujas?
Creo que siempre he admirado esa figura de poder que es la bruja. Y la he visto tantas veces, que al final me he preguntado cómo ha llegado hasta nosotros esa idea. A lo largo de estos años, me he dado cuenta de que entender a la bruja, o el fenómeno de la brujería, es entendernos a nosotros de forma sociológica y antropológica. La bruja lo explica casi todo sobre la mentalidad del ser humano.
Estudiaste el doble grado de Derecho y Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la Complutense de Madrid, ¿qué te lleva a escribir novela y en concreto de esa temática?
Es cierto que mi perfil académico no tiene nada que ver, a priori, con mi faceta literaria, aunque todo conocimiento es volcado finalmente en nuestro trabajo, sea cual sea. De hecho, el protagonista de mi primera novela es un juez, uno que existió realmente y que se encargó de los juicios de Salem. Yo escribía desde pequeña y siempre he tenido una clara tendencia a lo fantástico. La novela es un formato que te permite desarrollar cómodamente cualquier historia, por eso es mi género predilecto.
¿Qué tal tu experiencia con las editoriales?
Siempre he publicado con Algaida, que forma parte del grupo Anaya, pero conozco el funcionamiento de algunas otras. Las editoriales tienen todo un equipo que apuesta por ti y desarrollan gran parte de la producción, por eso insisto mucho cuando hago diferencias entre editoriales “tradicionales” y otras formas empresariales que no tienen nada que ver. Mi experiencia en general ha sido buena, pero creo que el desconocimiento tiende a romantizar la relación entre editorial y escritor, o entre editor y autor. Está bien, no obstante, probar diferentes vías. Al final, dependiendo de lo que uno escriba o lo que uno quiera, encaja en una editorial o en otra. Algaida es muy buena en corrección, diseño y distribución, por ejemplo. Y tiene muy buen catálogo. Acercarse a las editoriales es difícil, pero no imposible.
¿Algún nuevo proyecto literario?
Siempre hay nuevos proyectos y siempre procuramos tener cuidado al anunciarlos. Siento que a veces, hablar de un nuevo trabajo es predisponer tu carrera hacia alguna dirección concreta, y los escritores somos demasiado cambiantes para eso. Ahora mismo estoy con una recopilación de relatos y con una novela sobre un pueblo, que tiene una leyenda y una tradición digna de contar. ¡Vivan los pueblos!
Libertad, ¿qué significa para ti esa palabra?
La libertad me recuerda a un paseo en coche por alguna zona desconocida, en buena compañía, con tiempo bastante y sin tener que avisar a nadie de nada. Libertad es hacer respetando, sin tener que dar explicaciones o excusas, y siempre bajo los principios que a cada uno le describan. La creación, en sí misma, necesita ser libre para ser sincera.
¿Eres de las que buscas un rincón idílico para escribir o prefieres hacerlo en tu estudio?
No me complico ni necesito grandes cosas, solo mi estudio, tiempo y algo de tranquilidad. Soy disciplinada ante la página, aunque la noche siempre añade algo especial a mis historias. No obstante, y aunque soy algo bruja, no tengo rituales fijos. Velas e incienso solo de vez en cuando.
Eres y vives en un pueblo bello de León, Villablino, que vivió de la minería y que ahora que las minas están cerradas ha comenzado la gente a irse de ahí. ¿Qué le dirías a esas personas para que no se marchen? ¿Cómo incentivarías a la gente para que vaya a vivir a ese maravilloso lugar?
Les diría que no van a encontrar un paraíso como este fácilmente. Aquí es todo naturaleza, aire limpio, historia, buena gente, comida rica, precios asequibles y servicios suficientes para vivir sin tener que moverse. Se están desarrollando proyectos turísticos muy interesantes en torno a la mina, así como un Centro Humanitario, con unas instalaciones sorprendentes. La vida cultural es muy rica, ya que ensalzamos nuestras raíces y resaltamos nuestra propia personalidad noroccidental. Somos una tierra interesantísima, entre la frontera con Asturias y la cercanía con Galicia. Últimamente han venido varias familias, de otras zonas de España e incluso de otros países, para quedarse a vivir.
Un lugar para perderse.
Y para encontrarse. Porque si de algo sabemos aquí es de lucha, personalidad y bienvenida. Somos una tierra muy acogedora, pero también legendaria y preciosa. Yo viví en la capital durante seis años y con todo lo que haya en la ciudad, en casa estoy como en ningún sitio.
Una escritora y un escritor de cabecera.
Son muchos, pero me quedo con el estilo de Carlos Ruiz Zafón; el gancho de Agatha Christie o Michael Connelly; la originalidad de Stephen King; el sarcasmo de Oscar Wilde; las lecciones de Luis Mateo Díez y el romanticismo o la elegancia de Jane Austen. Otros escritores que me han gustado últimamente han sido Tomás Val o Delphine de Vigan. En su día, hace tiempo, autores como Anne Rice, Cavafis, Cortázar, Lorca, Nancy Farmer, Laura Gallego o Jordi Sierra i Fabra.
En un hipotético fin del mundo te mandan salvar solo una obra de arte, ¿cuál sería y por qué?
Probablemente lo más sensato sería elegir obras de los autores míticos, como Cervantes o Shakespeare, para poder tener esa base. Sin embargo, si tuviera que elegir alguna, por cariño sería Leyendas y narraciones, de Bécquer. Es una obra que me ha acompañado mucho tiempo, y al final es un conjunto de historias distintas, de corte mitológico, que suponen un viaje por la tradición de varios sitios. No sería aburrida y ayudaría a soñar. Con otras formas de arte casi ni me meto, porque no es mi campo. Mi pintor favorito es Waterhouse y mi canción, aunque no sea mi preferida, sería Inner Smile de Texas, porque me hace feliz. La preferida, por si alguien se lo pregunta, es The way it is, de Bruce Hornsby. Supongo que necesitaría cosas agradables en una situación así.
La política es…
Una forma de control y un juego peligroso en altas esferas, pero una oportunidad de cambio, sobre todo en el ámbito local. La política es decepcionante, pero vertiginosa y fascinante a la vez. Somos animales políticos, aunque unos lo sean más que otros. Como he dicho, la política en la que más creo es la local, aunque muchos monstruos y muchos fenómenos nazcan precisamente en ella.
La religión es…
Un recurso muy humano, supongo. A mí me gustaría creer como lo hacen algunos, tener la tranquilidad de saber que hay una hoja de ruta, un propósito mayor y un sitio en el que acabar. Sin embargo, y aunque no sé muy bien en lo que creo, confío en que existe una magia que lo alimenta todo.
Unas palabras para nuestros lectores.
Pues que muchísimas gracias por llegar hasta aquí. Por lo demás, creo que los lectores en general son los que ponen las normas y así debe ser. Animo a todo el mundo a formar parte de la cultura, que es el espacio de la libertad y la casa donde crece el alma. Gracias también a los que hacéis posible este proyecto, que es esta revista, y tantos otros que nos inspiran a muchos.
Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«