María Laura Espido Freire, Espido Freire, nace en Bilbao en 1974.
En el año 1999 gana el Premio Planeta. En 2018 también gana el premio Letras del Mediterráneo o el Azorín 2017.
Traducida a varios idiomas. Ha colaborado en varios medios de comunicación; El País, La Razón o El Mundo…
Tiene varias novelas publicadas, al igual que relatos, poesía o ensayo.
Su última novela es “La historia de la mujer en 100 objetos”
“Tenerlo más difícil no es un mérito, sobrevivir con lo que se tiene es una estrategia.”
Espido Freire
“La historia de la mujer en 100 objetos”. ¿Qué nos puedes contar de tu último libro?
Es lo que promete: un recorrido por la historia de la mujer, desde la Prehistoria hasta nuestros días, a través de cien de los objetos asociados a ella, cada uno en un capítulo diferente, que me permiten mostrar avances, retrocesos, biografías, lugares, épocas… la historiografía de los objetos es una forma novedosa de aproximarnos a lo cotidiano, y a mí me ha apasionado enfocarlo así.
¿Eran las mujeres de antes más astutas que las de ahora al tenerlo todo más difícil?
No. Eran más pobres, más dependientes, más ignorantes, con una menor calidad de vida, una menor esperanza de la misma, y una salud, en general, peor. Tenerlo más difícil no es un mérito, sobrevivir con lo que se tiene es una estrategia adaptativa. No lo valoro de otra manera.
“Abril en Estambul” es un monólogo que interpretas tú misma, ¿Cómo te sientes sobre el escenario en la piel de actriz?
Cómoda… hasta que empieza el monólogo que, como casi todo lo que escribo, es esencialmente incómodo y un poco desgarrador. De todas maneras, desde adolescente me he encontrado, por una u otra razón, sobre un escenario, y no le tengo miedo. Me permite contar una historia de otra manera, y aguzar el ingenio.
“De la melancolía”, una novela que me gustó mucho, ¿Cómo afrontas la melancolía?
Es una manera, en cierta manera embellecida, de hablar de la depresión, una enfermedad que se ha multiplicado tras la pandemia, y de la que cuesta hablar fuera de lo literario. Hace mucho que no afronto a título personal la melancolía: pero deja una erosión que a quién no la ha vivido le resulta difícil de creer.
“De la melancolía”, una novela que me gustó mucho, ¿cómo afrontas la melancolía?
Es una manera, en cierta manera embellecida, de hablar de la depresión, una enfermedad que se ha multiplicado tras la pandemia, y de la que cuesta hablar fuera de lo literario. Hace mucho que no afronto a título personal la melancolía: pero deja una erosión que a quién no la ha vivido le resulta difícil de creer.
Has trazado tu propio camino, ¿satisfecha?
Todo lo que puedo estar cuando no hay a quién echarle la culpa de mis errores… sí, fuera bromas, creo que una de las satisfacciones mayores que puede tener una persona como yo es poseer una gran libertad para decidir sobre su vida: se paga un precio, pero no hacerlo pasa una factura mucho más alta.
Ganaste el premio Planeta en 1999, ¿ese premio te cambió la vida?
No lo sé: aceleró algunos procesos. A nivel laboral fue muy importante. En otros aspectos, menos. Han pasado muchos años y el impacto actual es mínimo, claro.
En verano sueles hacer cursos, ¿cómo están enfocados?
Creación literaria en uno u otro aspecto, los que dirijo. Aspectos periodísticos, artísticos y psicológicos. Aquellos en los que soy invitada.
¿Qué piensas sobre que hayan sacado la filosofía de las aulas?
Una carencia más que los alumnos arrastrarán en un futuro: una de tantas en el campo de las Humanidades. Es una lástima.
Para Espido Freire, ¿Qué es la libertad?
La posibilidad de elegir sin presiones cuando se toman decisiones realmente importantes.
¿Somos libres?
Cada uno tendrá que responder a esa pregunta según su conciencia.
Todos tenemos un lado oscuro, ¿el tuyo está presente u oculto?
Mi lado oscuro se encuentra bastante sublimado en la literatura. Soy una persona, para mi mal, bastante transparente.
Estudiaste ópera. Ese camino quedó sepultado por el de la literatura, ¿alguna razón en concreto?
No era mi vocación.
En esta vida, ¿Cuál es la mejor puesta en escena que nos podemos encontrar?
Aquella que no esperamos.
¿Algún rincón especial?
Cuando viajo los encuentro en casi cada esquina. En mi entorno un poco menos.
Eres de las que buscan rincones para escribir, o prefieres el estudio y tu rincón.
No tengo manías en eso ni en casi nada.
Para encontrar equilibrio, ¿haces alguna actividad en concreto?
Dormir.
Eres activa en redes sociales, ¿Qué encuentras en ellas?
Una manera de comunicación directa y sin intermediarios con el lector o el curioso.
Lecturas de tu pasado que han marcado tu camino.
Clásicos: es una lista previsible y un poco tópica.
Una escritora y un escritor.
Karen Blixen y Miguel Delibes.
Una película.
Blade Runner.
¿Dispuesta a que destripen una de tus novelas para pasarla a cine?
Sin ningún problema ni prejuicio.
La política es…
Sin ningún problema ni prejuicio.
La religión es…
La forma en la que muchas personas encuentran un sentido a su vida.
Una virtud.
¿Mía? La capacidad de análisis.
Un exceso.
La impulsividad.
En un hipotético fin del mundo te llaman para conservar solo una obra de arte, ¿Cuál sería?
Si hablamos de arte, Las señoritas de Avignon, de Picasso. Si hablamos de una obra artística, el manuscrito de “Hamlet”.
Unas palabras para los lectores de “los Putrefactos”.
Muchas gracias por leernos, muchas gracias por leerme, por la paciencia y por ese juego que siempre implica la palabra escrita y compartida.
“Libertad es elegir sin presiones cuando se toman decisiones realmente importantes”.
Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos«