Nací en 1974 y me dio por empezar a escribir a eso de mediados del año 2000. Fue cuando gané un certamen de relato corto en mi pueblo, Valverde de la Vera (Cáceres). Repetí al año siguiente, y también gané. Y asimismo fuera de mi pueblo –por ver si sonaba la flauta-, como me ocurrió con el Primer Certamen de Relato Corto ‘Princesa Jariza’ de Jaraíz de La Vera en ese mismo 2001. En 2008 se publicó mi primera novela, La conspiración de Yuste, editada por La esfera de los libros. Cuatro años después, en 2012, volví a aparecer en el mercado literario con La tribu maldita, editada por Temas de hoy (Editorial Planeta). En 2018 apareció mi tercera novela, Se llamaba Manuel (Versátil Ediciones).
El año que viene se publicará mi cuarta novela, en la que regreso a la novela histórica. También he colaborado en las antologías Cervantes tiene quien le escriba, editada por Ediciones Traspiés en 2016, con el relato La del alba fue; y Un 4 de febrero, a beneficio de la Fundación Aladina, ya en 2019, con el relato Un amanecer en Es Castell.
«Son esas historias que tiene la historia las que hacen que quieras profundizar en su conocimiento»
Victor fernandez correas
Hijo de emigrantes. Cuenta, cuenta…
Pues eso, padre y madre que emigran a Francia, a un suburbio de los alrededores de París, y allí que fui nacer, en Saint-Denis. Hace unos años escribí una novela que relata esa etapa, y que tengo guardada en un cajón esperando el momento que vea la luz. Me apetecía contar aquella etapa, y eso es lo que he hecho.
Medio francés, medio español, pero sobre todo del Atlético, ¿no?
De francés me queda poco, por no decir nada. Español, del todo. Muy, muy extremeño, por concretar. Y muy, muy atlético. Me quedan dos años para que me entreguen la insignia como reconocimiento a mis veinticinco años como abonado. Y como diría Sabina, con el Atleti he subido a los cielos y bajado a los infiernos. Puro Atleti. Y así, para los restos.
Hubo una época… dónde la radio era tu trabajo…
Trabajo, trabajo… Entre unas cosas y otras, fueron más de cinco años haciendo radio, un medio maravilloso. El momento que se enciende la luz roja y estás en el aire es único. Recuerdo aquellos años con mucha nostalgia, y algo ha quedado en forma de voz, aunque lo que se dice escuchar radio, cada vez escucho menos. De la radio que me gustaba, de la que me enamoré, apenas queda nada.
¿Qué opinas de los premios de literatura?
Bonita pregunta. Depende del tipo de premio, pero suelen ser una buena herramienta para que se te conozca más, para darte ese empujón que necesitas si ya llevas un tiempo en este mundillo. Como es lógico, hay de todo. En mi caso, el de Másquecuentos, además de la alegría, también me dio un empujón en su momento junto con la novela que acababa de publicar semanas antes.
¿Qué recuerdo tienes del concurso de Másquecuentos?
Un recuerdo maravilloso. Por el premio en sí, y también por lo que conllevaba. Además, me permitió conocer a gente con la que el contacto se mantiene e incluso se ha intensificado, además de conocer una tierra a la que he vuelto, como es Jaén, y a la que he de volver más pronto que tarde.
Se hizo un cortometraje de tu relato, ¿cómo fue la experiencia?
Lo más. Ver a tus personajes, esos que imaginaste y decidiste plasmar en negro sobre blanco, convertidos en personas de carne y hueso, me parece una sensación que, por lo menos, debería vivir una vez en su vida todo aquel que sienta inquietud por esto de darle a tecla. Además de permitirme conocer un mundo como es el cine. Realmente apasionante.
¿Qué tal tu relación con los premios?
Alguno tengo, si va por ahí la pregunta, pero tampoco es algo que me obsesione ni me llame demasiado la atención. Hay alguno que me haría ilusión ganar en alguna ocasión, y que no está demasiado lejos de donde vives, pero para eso tendría que presentarme. Quién sabe…
¿Hay mucha historia en la historia?
Mucha. Todo depende de los ojos con los que la mires, pero es realmente apasionante. Y son esas historias que tiene la historia las que hacen que quieras profundizar en su conocimiento, que te intereses por aspectos nimios en apariencia, pero importantes en su conjunto. Soy más de la historia en minúsculas, de aquellos hechos menos conocidos, que de la historia en mayúsculas, de la gran historia.
¿De dónde te viene esa pasión por la historia?
Desde hace muchos, muchos años. Desde el colegio, casi podría decir. Llámalo inquietud, interés, o lo que sea. A modo de anécdota, y algún amigo mío te lo reconocerá, yo era de terminar las fiestas que hacíamos en el pueblo, a esas horas en las que la realidad se confunde con la irrealidad y el alcohol ya hacía de las suyas, dando alguna charla histórica para solaz de los presentes, que me arrojaban de todo: desde vasos de plástico hasta hielos, etc. Curiosamente, esos amigos han acudido a la presentación de alguna de mis novelas y me recordaban aquellas charlas. Lo que es la vida, terminamos siempre riendo.
Cuenta algo sobre tu novela “Se Llamaba Manuel”.
Pues que se desarrolla en una época en la que ya había comenzado a amanecer para este país, aunque no para todos. Una historia como la vida misma, protagonizada por tres personajes con sus circunstancias a cuestas, sus valores y miserias, y que son el reflejo de aquella España en color sepia que nos parece más lejana de lo que realmente está.
¿Quién vivió en Yuste para dedicarle una novela?
Aquel Carlos I de España y V de Alemania. Un personaje fantástico y que se ha convertido en un amigo más. De hecho, aparece en mi próxima novela, que verá la luz en 2022. No podía ser de otra manera. Y hasta aquí puedo leer…
Un personaje histórico ideal para escribir sobre él/ella.
Hay tantos y tantos… Todo depende del momento, de las circunstancias, del interés que desprenda. Desde el más famoso hasta el más anónimo, hay infinidad de personajes que merecen una novela, un relato, o simplemente unas líneas. Te diría, además del emperador Carlos V, el gran duque de Alba, o sea, Fernando Álvarez de Toledo, Blas de Lezo, Juan de Austria, el hijo bastardo de aquel emperador…
Un libro de relatos, ¿qué encontramos dentro aparte de relatos?
Retazos del alma. Un relato es una novela muy, muy concentrada; y te da la oportunidad de contar muchas cosas en apenas unas palabras. Un reto, pero también un aliviadero de sentimientos que se escapan en forma de personajes, de situaciones, instantes, imágenes, canciones…
Un rincón inspirador para escribir.
Cualquiera, no tengo uno preferido. Me basta con tener una agenda y un bolígrafo, o bien el portátil a mano, para evadirme de este mundo y encerrarme en otros bien distintos y que bullen en la cabeza.
Una novela de cabecera.
Momentos estelares de la humanidad, de Stefan Zweig.
Un y una escritor de cabecera.
Es difícil elegir cuando hay gente tan buena que se decide a regalarnos su alma en forma de palabras. Y por suerte conozco a muchos escritores y escritoras cuyas novelas te invitan a soñar: Pilar Muñoz Álamo, Mayte Esteban, Mario Escobar, Mario Villén, Sara Mañero, Javier Pellicer, Nieves Muñoz, José Zoilo Hernández…
¿Hay ahí arriba un lugar para los muertos?
Para los muertos siempre hay un lugar, y está donde tú quieras que esté. No necesariamente allí arriba, pues no sabemos si habrá o no algo. Quiero pensar que sí, que existe algo, que estamos aquí por algo; que nunca nos marchamos del todo mientras alguien te recuerde. Como canta Sabina, llámalo energía, mejor todavía.
¿Y paz para los malvados?
Nunca habrá paz para los malvados mientras sientan que lo son.
¿Quién crees que ha sido el más malvado de la historia?
El más malvado siempre está por llegar. Pensamos que los que hemos conocido lo han sido, que nadie los puede igualar, y siempre aparece alguien para demostrarnos que la maldad nunca tiene límite. Así ha sido, y así será.
Ese malvado, ¿descansará en paz?
Posiblemente aún ha nacido, así que imagino que estará descansando. En paz, es otra historia.
¿Existe el futuro?
Mira, el título de un disco de Leonard Cohen. El futuro… Mejor el presente. El futuro me pilla muy lejos como para pensar en él.
Si lo hay, ¿cómo ves el futuro?
Me gustaría pensar que mejor que el presente. Hay que pensar en positivo, aunque los indicios no sean los mejores.
Proyectos de futuro.
Seguir escribiendo… y lo que venga.
La Biblia.
Un libro que he ojeado en alguna ocasión por curiosidad.
El Quijote.
Un libro que he leído en más de una ocasión y en el merece la pena sumergirse de cuando en cuando, aunque sólo sea en un fragmento.
Luces de Bohemia.
Un gran esperpento de Don Ramón.
José Saramago.
Respeto siempre hacia él.
Pérez Reverte.
Un novelista que dejará poso.
El cine.
Más cine, por favor, que cantaba Aute.
Una película.
Blade Runner.
¿Esperas ver de nuevo algún texto en la pantalla?
Ojalá.
Unas palabras para animar a la lectura.
Leer da sueños. Y eso no tiene precio.
Una entrevista de Luisje Moyano,
para «Los Putrefactos»