¿De Jaén, Jaén?
Toda mi familia procede de Villacarrillo, allí están mis raíces, pero yo nací en Jaén, en el barrio de la Magdalena (me recuerdo, muy pequeño, pasando tardes enteras mirando el raudal y escuchando los lejanos alaridos del mítico lagarto). Me gusta vivir en Jaén, creo que es una ciudad con rincones preciosos y llena de posibilidades.
Pero hay, también, aspectos de mi tierra que me generan desánimo.
Aun así, aunque tuve oportunidades para cambiar de residencia y desarrollar una trayectoria profesional en ciudades que gozan de mucha mayor actividad cultural, aposté por llevar a cabo mi trabajo en Jaén, y en fin, aquí seguimos peleando contra molinos y contra gigantes.
Valoración de la literatura jiennense.
Creo que hay gente muy interesante escribiendo desde Jaén, autoras y autores con mucho talento (no voy a mencionar nombres porque sería una enumeración demasiado extensa). Sin embargo resulta muy complicado desarrollar una carrera de largo recorrido, no existe un apoyo institucional a la escritura más allá de certámenes aislados, y a nivel de publicaciones resulta casi heroico el trabajo que llevan a cabo las editoriales que sobreviven. También merecen grandes elogios las librerías vocacionales, que llevan a cabo una labor valiosísima de promoción de nuestra literatura.
Un rincón de Jaén ideal para escribir un buen poema o unas cuantas líneas de una obra de teatro.
Suelo llevar a cabo el acto físico de la escritura en casa. Sin embargo me encanta caminar (suelo hacerlo a diario, en soledad) e intento transitar por lugares evocadores. Me encanta pasear por el casco antiguo, y creo que una gran parte de la elaboración literaria se genera y se ordena en ese tipo de situaciones. Me ha pasado, muchísimas veces, que al volver de un paseo, he tenido que buscar apresuradamente papel y bolígrafo para anotar una idea o un diálogo o un fragmento que venía rumiando durante el trayecto y temía olvidar.
Tipo de teatro que te gusta escribir.
El que suponga un cierto desafío para mí y para el público. Escribir una obra de teatro es, en cierto modo, emprender un viaje. Me apetece explorar, en ese sentido, territorios que me puedan aportar cosas a mí y también al público. No me preocupa tanto el destino como el trayecto en sí. Por otro lado, me gustaría no caer en un teatro acomodaticio que constituya un mero entretenimiento. Me ocurre, últimamente, que no elijo las historias de un modo consciente. De pronto hay un tema que por algún motivo me genera cierta incomodidad, o me inquieta una duda que me gustaría abordar, y si considero que existe un público capaz de compartir estas inquietudes puede que exista un impulso para iniciar un proceso de escritura.
Tipo de teatro que te gusta leer.
El que es capaz de sorprenderme; o el que posee personajes que tienen peso y que respiran; o el que es capaz de intrigarme y me genera preguntas que me impulsan a avanzar en las tramas; o el que posee una musicalidad en sus palabras, una partitura de réplicas; o el que me roza las entrañas; o el que me cosquillea el ingenio; o el que…
Tipo de teatro que te gusta ver.
Me deslumbró hace muchos años una obra de teatro de calle de Els Comediants, un pasacalles que se iniciaba en la catedral de Jaén en plena década de los 80. Me parecía increíble que existiera algo así y que estuviera pasando en mi ciudad. Había cientos de personas participando en un rito pagano, muy actual pero a la vez ancestral, que se desarrollaba simultáneamente en varias calles y que poseía una fuerza, una intensidad y una creatividad que me resultaban como… de otro mundo.
Unos años después tuve mi primera experiencia en una sala de teatro disfrutando una versión de “Bodas de sangre” dirigida por Jose Luis Gómez, yo era muy aficionado al cine, pero percibí que existía una nitidez en la vibración de aquellos instrumentos expresivos que superaba a la experiencia cinematográfica. Ver películas era como escuchar discos y asistir a una obra de teatro era como estar rodeado por la orquesta…
Premios gracias al confinamiento, ¿agradecido al encierro por salud?
Considero que el confinamiento, en términos generales, constituye una experiencia traumática, a nivel médico, a nivel social, a nivel laboral, a nivel emocional…
En mi caso concreto, he aprovechado para desarrollar diversos proyectos de escritura que, de algún modo, me servían como rutina para preservar cierto equilibrio emocional, y además consideraba que tenía una cierta obligación de analizar lo que estaba pasando y de plasmarlo con mis herramientas expresivas, para dejar una especie de testimonio emocional de un tiempo concreto.
Hay quien considera que hace falta perspectiva para escribir sobre esta etapa tan especial de nuestras vidas, pero yo pensé que podría resultar valioso desarrollar una serie de historias en caliente. He tenido la suerte de encadenar numerosos premios durante este periodo, en parte como consecuencia de este proceso creativo.
Cuenta un poco esos premios a tu escritura.
Han sido once premios a lo largo de 2020, creo que nunca había obtenido tantos galardones en un solo año, y el hecho de que estemos viviendo una experiencia global me ha permitido obtener reconocimientos con historias escritas desde España pero que resultan reconocibles en muchos otros países, de modo que mis obras han resultado premiadas en distintas ciudades de España, pero también en latitudes tan lejanas como Buenos Aires en Argentina o Washington en Estados Unidos.
Un título tuyo propio que destaques por encima de los demás.
“Pim pam clown” es una obra que escribí en el año 2003, una comedia antimilitarista concebida para público infantil y que obtuvo un importante premio ese año. Y tras la publicación de la obra, para mi sorpresa, empezaron a montarla, de pronto, grupos universitarios. Y se hacían, también, versiones para adultos. Y me llegaban peticiones de México para representar la obra en aquel país.
Y con el tiempo se han llevado a escena multitud de montajes del texto en países con heridas bélicas recientes como Nicaragua, Colombia, El Salvador… y también en Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, Estados Unidos, Alemania… y se ha traducido y editado en otros idiomas: italiano, sardo, francés… y en fin, la difusión de este texto, que nació como un juego, no deja de sorprenderme.
La Paca, ¿sigue con paquitos?
Seguimos desarrollando trabajo de enseñanza teatral a través de talleres con niños y con jóvenes y con adultos. Nos entusiasma el teatro y nos encanta tratar de contagiar esa fascinación por la escena. Aunque, lamentablemente, no gozamos de facilidades a determinados niveles…
Un proyecto de futuro.
Tengo alrededor de 40 textos editados, pero la mayoría de ellos están agotados o son muy difíciles de adquirir, por eso me ilusiona especialmente un proyecto (de una importante editorial especializada en teatro) que está, actualmente, en marcha y que supondría la difusión, en papel, de una parte significativa de mi obra.
¿Alfa u Omega?
Me gustan los recorridos circulares, y creo que es enriquecedor comenzar por Alfa y avanzar paso a paso hasta Omega, disfrutando cada letra.
¿Resurrección o reencarnación?
No soy muy de segundas partes, me gustaría sacarle el máximo partido a la obra original sin recurrir a secuelas.
¿Jesucristo o Buda?
He sido educado desde la cultura cristiana, lamentablemente no conozco bien la figura de Buda ni el pensamiento budista, pero me atrae la serenidad y el equilibrio de la cultura china que he podido descubrir a través de la práctica del “taichí”.
¿García Lorca o Antonio Machado?
Me encanta Machado como poeta. Tengo muy presente, a diario, su obra y su pensamiento. Y creo que, a nivel teatral, García Lorca constituye un territorio inmenso al que uno puede entrar una y otra vez y siempre descubrir rincones nuevos y maravillosos.
Qué te sugiere Stanislavski.
La obra teórica de Stanislavski constituye la biblia para mucha gente de teatro. Para mí su metodología sigue teniendo una enorme vigencia.
Calderón de la Barca.
Me encanta el teatro clásico español (también el inglés y el francés…), y en algunas páginas de Calderón hay oro puro literario.
La Fura Dels Baus.
No tuve oportunidad de asistir a sus primeras obras cuando representaban la transgresión y la experimentación en grado sumo. Cuando por fin pude verles, eran una compañía mimada por las instituciones que había perdido la fuerza de la provocación. Pero sin duda son una importante página de la historia de nuestro teatro.
Cuarta pared.
Es pura fantasía, ciencia ficción de la buena, un espacio invisible que separa dos realidades, dos dimensiones capaces de generar extrañas mutaciones vitales, sociales, poéticas, cuando confluyen los visitantes de una parte con los habitantes de la otra.
Teatro de la muerte.
Me parece muy valiosa la cultura escénica de países como Polonia (tan lejos y tan cerca), considero interesantísimos el trabajo de Grotowsky los textos de Slawomir Mrozek y el teatro de la muerte de Tadeusz Kantor, entre otros.
Espacio vacío.
Es un excelente libro que escribió el sabio Peter Brook el año de mi nacimiento. Por otro lado, para mí, un espacio teatral vacío es un silencio que invita a desarrollar una partitura musical en la que las notas son cuerpos de actores y actrices, acciones, luces, imágenes, conflictos, palabras… cuidando que la música que compongas con todos esos elementos pueda llegar a ser más hermosa que ese silencio primigenio, que ese poderoso y sugerente espacio vacío.
Musical.
Me gustan los musicales cinematográficos. No me suelen enganchar las grandes producciones musicales escénicas como las que atraen a numeroso público en la Gran Vía madrileña.
Proyectos de futuro.
Mari Carmen Gámez, mi compañera, está impulsando en La Paca un montón de proyectos interesantísimos entre los que destacan una producción teatral para adultos que va a suponer un punto de inflexión para la compañía. Un proyecto audiovisual. Dos proyectos editoriales. Nuevas teatralizaciones históricas. Y alguna otra sorpresa muy potente.
Una entrevista de Luisje Moyano.
para «Los Putrefactos»